Bélgica se suma a los ilustres
El juego del equipo holandés fue encantador pero insolvente

Holanda y Bélgica se sumaron ayer al grupo de ilustres con un partido con mucho cuerpo. Había intención en cada jugada. El zapatazo de Koeman y el bisturí de Bergkamp dominaban un campo, y el trabajo solidario y la astucia de Degryse en otro. Salió así un choque para paladear resuelto a favor de Bélgica por la mínima. La grandeza de este deporte es que hay resultados cortos que saben más a gloria que una goleada. Las opciones en uno y otro marco se escaparon casi al control de la estadística: más de 10 por bando.Los belgas actuaron como una manada de lobos. Toda su vida han jugado igual. El suyo es un fútbol granítico, de repliegue salida. Aguardan al contrario en su. cancha y cuando cobran la pieza galopan hacia la guarida. Sus llegadas al área suelen ser terroríficas. Tuvieron ayer el partido guisado a su antojo al filo del descanso. Holanda sólo sobrevivió gracias al árbitro y el portero De Goey. Juega siempre tan abierta que siempre quedan al descubierto tanto sus encantos como sus miserias.
El juego de Holanda fue encantador y también insolvente. El equipo se estiró, pero los dos extremos jugaron de la línea de banda hacia fuera. La alta productividad del grupo, sin embargo, garantiza un buen puñado de ocasiones. El poder de llegada de Rijkaard, el juego antilíneas de Koeman y la inteligencia de Bergkamp sembraron el campo belga de opciones. No tuvo suerte el equipo con la puntilla.
Intentó el equipo de Advocaat ser paciente. Recordaba quizá su victoria agónica contra Arabia Saudí en su debú, e insistía en su juego de avisos. Una y otra vez olían el gol. Los belgas no se inmutaron. Son muy duros de pelar, cuesta desubicarles y, en contrapartida, te liquidan en el primer callejón. Y así lo hicieron. Replicaron una a una las acciones del rival, y a la salida de un córner resolvieron.
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