Fuerza y belleza

El ciclo de danza africana en el teatro Pradillo es un hallazgo y los organizadores saben lo que. han elegido en un intento por evitar productos de contaminación.A pesar del público parlanchín, se disfrutó de las danzas, de un tono monocorde por su ámbito ritual y por corresponder a un mismo estilo. No pueden catalogarse alegremente estos bailes como primitivos.

La definición de danza culta renquea desde la exposición de criterios de Curt Sachs. Marcel Mauss, especialmente sensible al fenómeno e importancia de las técnicas corporales en África, alertó de esa capital definición.

Otros estudios posteriores dan claves para seguir este rico patrimonio no tan ajeno como puede parecer a primera vista. Gino Tani en su monumentaI obra es quien más lejos ha ido, y cita entre sus fuentes básicas para las danzas de Guinea al estudio de 1951 de Ramón Álvarez (fundamental para entender las estructuras coreúticas de esa zona, aquí olvidado), donde el baile es reconcentrado, fuerte, percutivo, con evoluciones numéricas repetitivas.

Resulta curioso el traslado a la cuerda femenina de la danza de origen masculino, de fuerte acento en el salto, lo mismo que el arte de jalearse como lo hacen los flamencos.

Los trajes de fibra vegetal iban dejando restos en el suelo, como un alegre tapiz con cuentas sueltas, cascabeles escapados de un tobillo, pétalos de jacinto de un báculo, huellas de un generoso trabajo.