El 24% de las amas de casa no sale a divertirse en Madrid

Una de cada cuatro amas de casa madrileñas no realiza ninguna actividad de ocio fuera del hogar, según se desprende de la encuesta de consumo realizada por la Cámara de Comercio e In dustria de Madrid el pasado mes de enero. Para el sondeo se han realizado 1.350 entrevistas entre las personas que tienen la responsabilidad de la administración y compra de los bienes y servicios básicos del consumo familiar.

Este sondeo, realizado en la Comunidad de Madrid, ha servido también para analizar la incidencia de la crisis económica en los hábitos de ocio de los madrileños. A la hora de reducir el presupuesto dedicado al tiempo libre, los restaurantes, bares y, en general, los servicios de hostelería, han sido, como era de esperar, los más afectados.A lo único que las amas de casa no parecen dispuestas a renunciar, por muy mal que vengan dadas, es a salir de excursión. Esta actividad la realizan, con mayor o menor frecuencia, un 58% de las encuestadas. Le sigue, por este orden, comer o cenar fuera (46%), visitar museos o exposiciones 43%), ir al cine (41%), tomar copas (3 1 %), ir al teatro (27%), asistir a conciertos (19%), ir a bailar (15%), acudir a espectáculos deportivos (6%) y, pese a la opinión extendida de la masiva asistencia de amas de casa a bingos y casinos, sólo un 4% de las encuestadas declaran asistir alguna vez.

Desde que comenzó la crisis, este colectivo ha disminuido la asistencia a aquellos lugares que exigen un mayor desembolso económico -restaurantes, bares- y ha mantenido las actividades de bajo coste o gratuitas, como es, por ejemplo, la visita a museos y exposiciones.

Pero no hay que llamarse a engaño respecto a las preferencias lúdicas de los madrileños. Si se tiene en cuenta la frecuencia, resulta que ir de copas es la actividad que tiene un público más reincidente: más de la mitad lo hacen al menos 25 veces al año.

Le siguen las actividades cuya frecuencia se sitúa en una vez al mes aproximadamente. En este apartado se incluyen, por este orden, las comidas o cenas fuera de casa, bailar e ir la cine. A poca distancia -una vez cada mes y medio- le siguen la asistencia a espectáculos deportivos, visita a museos y exposiciones y excursiones.

Reverso de la moneda

En el reverso de la moneda, el teatro ocupa el último puesto en las preferencias ciudadanas. Incluso el público más adicto sólo va, de media, unas cinco veces al año y un 35% reconoce que anualmente sólo acude una vez.En cualquier caso, a la hora de disfrutar del tiempo libre existe una gran diversidad de situaciones, determinadas fundamentalmente por el dinero y el nivel cultural. Por ejemplo, el 641/o de las encuestadas con poder adquisitivo medio-alto van al cine, mientras que sólo lo hace el 41/o de las amas de casa de un nivel económico modesto.

Este hecho se observa con mayor o menor medida en todas las actividades y servicios, menos en los juegos de azar, bingo y casino, que se escapan a esta norma. Por otro lado, una cuarta parte de las amas de casa madrileñas no realiza ninguna de las actividades de ocio mencionadas. Este colectivo responde a un perfil muy preciso: edad avanzada -4 de cada 10 superan los 55 años-, bajo nivel cultural y socioeconómico -45% no tiene estudios y el 28% no trabaja fuera del hogar- Curiosamente, el estado civil es otro factor determinante. El porcentaje de viudas y separadas que no tienen ocio alcanza el 36%.

Lo que queda claro es que a partir de los 55 años la vida social ociosa de las amas de casa madrileñas disminuye radicalmente.

De entre las actividades investigadas, salir de excursión es la más habitual, al menos en términos de penetración general del hábito: un 55% reconoce hacerlo aunque sea menos de una vez al año.

En el otro extremo, al bingo o casino sólo acuden, con cualquier frecuencia, un 4%, y a espectáculos deportivos, un 6%. Entre estos extremos resulta bastante sorprendente que la concurrencia a museos y exposiciones se dé con aparentemente mayor intensidad que el cine (43% frente a 41%), y aún más, el uso de restaurantes (46%), que en principio podríamos suponer menos habitual en una muestra de amas de casa, es decir, en su inmensa mayoría mujeres.