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Gendarmes y 'okupas' son vecinos en Arganzuela

Un tabique separa dos mundos antagónicos entre los números 24 y 26 de la ronda de Toledo. De un lado, la nueva comisaría de Arganzuela, inaugurada ayer, adonde se han trasladado las obsoletas dependencias policiales de Retiro y Mediodía. Del otro, un colectivo de 30 okupas que viven en la antigua imprenta Minuesa desde hace un lustro. Son los más veteranos de la ciudad. Y parece que seguirán así más tiempo: un juez ha reconocido sus derechos como "poseedores" (no propietarios) del inmueble, ya que llevan en él cinco años. Los okupas presentaron un interdicto porque en el verano de 1991 el concejal de Arganzuela, Clemente Torres, amenazó con desalojarles y les envió a los agentes municipales. La sentencia establece que, por ahora, nadie debe perturbar su estancia en el edificio mientras se resuelve su caso en los tribunales.

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