Las explicaciones de Solana

Al comentar ante las cámaras de televisión el reciente ataque por sorpresa de Estados Unidos contra Bagdad, ¿qué había tras ese persistente tono de "normalidad" que dominó los comentarios del ministro Javier Solana de principio a fin? Un tono ondulante, de suaves elevaciones y descensos (como corresponde, pues un balance es lo que hacía: "Es verdad que esto no está del todo bien, pero también hay que tener en cuenta..."). Ondulante y monótono, homogeneizaba todos los contenidos -por ejemplo, la ausencia de comunicación previa al Consejo de Seguridad con la presencia de víctimas civiles- bajo una misma ecuánime contemplación. Una impresión se desprendía por sí misma: "Aquí no ha pasado nada".A mí, ese tono me pareció un tanto sobreactuado. Pero lo más importante: ¿cómo puede entrar como una más de las partidas de ese ecuánime balance el acto de matar a varias personas? ¿No está claro que eso no es homogeneizable, que rompe cualquier balance? Sus palabras aquí fueron aproximadamente: "Deploramos que haya habido víctimas civiles, a pesar de que por todos los medios se ha tratado de evitarlo". Había un medio de evitarlo, seguro y fácil, y que, sin embargo, no se empleó: omitir el ataque. Por eso, la actitud correcta no es deplorar, sino condenar.

Lo mismo que en otras palabras suyas, aproximadamente las siguientes: "Lamentamos que [el ataque] haya tenido que producirse". Pues el ataque no "ha tenido que" producirse, aunque su autor, haya sido el presidente de Estados Un¡dos.