El aplausómetro

No había salido el primer toro cuando el aplausómetro (medidor de aplausos) registraba ya 3.45 minutos de ovaciones ante las evoluciones de los jinetes. A las 21.05 horas moría el sexto toro;cinco minutos después, el aplausómetro seguía funcionando. cuando se detuvo marcaba 39. 10 minutos. Antonio Domecq fue el que más tiempo lo tuvo en marcha, pero por poco: sólo 15 segundos más que su hermano.

De los casi 40 minutos de aplausos, Antonio Domecq se llevó 11.35, una vez repartidos los que compartió, de salida, con sus tres compañeros y luego, con Luis. Éste sumó 11.20; Moura, 9.45, y Correas, 6.30. Pero las diferencias son engañosas, porque incluyen las vueltas al ruedo que dio cada uno y que suponen unos, tres minutos más de aplausómetro en marcha.

Contabilizando los aplausos registrados sólo durante las faenas, el público dio a casi todas el mismo valor, ya fuera recompensada luego con las dos orejas o con nada. El número de ovaciones dependía más de las veces que el rejoneador se quitara el sombrero para saludar, que de cómo lidiara. El aplausómetro registró 3.30 minutos de entusiasmo encendido durante la faena al segundo toro, en el que Correas no dio la vuelta al ruedo, y sólo 40 segundos más en la que los hermanos Domecq abrieron la puerta grande.

Y entre tanto clamor, el público casi se olvida de los toros. Sólo les dedicaron 37 segundos, repartidos entre los tres últimos durante el arrastre.