Incierto futuro de los tratados sobre desarme
El problema de las armas nucleares y en concreto, el futuro del tratado START-2 -además del tema de la ayuda financiera a Rusia-, será tema central, seguramente, de la cumbre ruso-norteamericana de abril próximo.Los debates realizados esta semana en el Parlamento ruso sobre este tratado para la reducción de armas estratégicas muestran que son muchos los diputados que se oponen a ratificar el START-2, firmado en enero pasado.
Los opositores al acuerdo -según el cual se debe eliminar 17.000 cabezas nucleares, dejando en poder de cada país entre 3.000 y 3.500-, opinan que éste deja a Rusia en una posición de inferioridad e indefensión frente a EE UU.
"La esencia del tratado recientemente firmado consiste en privar a Rusia de las bases de sus armas estratégicas. Al mismo tiempo, la otra parte conserva sus armas, librándose de los modelos obsoletos y manteniendo la posibilidad de crear rápidamente el doble de armamentos nuevos", dice el coronel Piotr Belov, experto en armas nucleares y partidario de aplazar la ratificación del START-2 hasta que se hayan estudiado todas las posibles consecuencias de la puesta en práctica de este acuerdo.
Pero no sólo existe el problema del START-2; todavía no está claro el futuro del START-1, que hay que cumplir primero antes de pasar a las reducciones contempladas en el último tratado. Y Ucrania, que después de la desaparición de la URSS se ha convertido, al menos temporalmente, en una potencia nuclear, aún no ha ratificado el START-1.
El presidente ucranio, Leonid Ktravchuk, piensa que antes del verano el Parlamento no aprobará este tratado. Y Moscú ha acusado a Ucrania de negarse a reconocer que Rusia es la única poseedora de armas nucleares en el territorio de la ex URSS.
Las conversaciones sobre armas nucleares entre ambos países, que transcurrieron esta semana en la capital rusa, no dieron resultado.
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