"La televisión ha sustituido a la madre"

El protagonista del libro de Lolo Rico es Cardito, un niño alimentado por la televisión, que maulla más que habla y a quien le cuesta distinguir la realidad de la ficción."La oferta televisiva para niños es escasísima. Lo que hay son programas contenedores, en los que, con unas presentaciones triviales, de lenguaje muy pobre y contenidos nulos, se introducen una serie de productos -principalmente telefilmes y dibujos- de baja calidad, comprados en lote. Casi siempre va para los niños lo peor y lo más barato, y no hay una baraja de opciones. El mismo programa contenedor aparece en todas las cadenas. La programación general es hoy tan burda para mayores como para niños, y a los mayores les dan lo que a los niños, solo que elevado al cubo... sexo y violencia".

"La televisión insensibiliza para la violencia real, hace que ésta parezca menos importante que la que se ve en pantalla", dice Rico, y apoya su teoría de la manipulación televisiva en varios datos. "De los siete millones de niños de entre 4 y 14 años que habitan en el Estado español, entre tres y cuatro millones ven programación adulta. Sus preferencias son las series y los dibujos animados de carácter más violento, y $u horario preferido, a partir de las once de la noche. Un 31% de los niños ven siempre solos la televisión, y otro 35% solamente en ocasiones la ven con sus padres".

Rico está en contra de que los niños pequeños posean su propio televisor y manejen con el control remoto algo que justamente les controla a ellos. Para el niño prototípico Cardito, la pantalla es su amiga y es más influyente que su madre. "La televisión ha sustituido a la figura materna. Establece lo que es bueno y malo, distribuye los afectos...". Y aún más, apunta Lolo, la televisión degrada la imagen de la mujer.

"La televisión que se prepara para niños y jóvenes, lejos de aportarles valores y metas a todos los niveles, morales, artísticos e intelectuales, lo que hace es destruirlos. Me pareció un deber de conciencia dar un aldabonazo, una llamada de atención, y un libro me pareció el mejor sistema".

Lolo Rico niega que este libro sea producto de una rabieta personal con TVE, y afirma que precisamente el haber estado dentro de esa 'fábrica de mentiras" le ha dado elementos para criticarla.

Abogada de los derechos del niño espectador -"no se cumple la legislación internacional ni los Estatutos de RTVE"-, Rico está convencida de que los niños no saben ser telespectadores, y tampoco muchos padres y educadores.

"Yo voy a seguir con mi línea, no con la televisión basura, del consume y no pienses", dice Rico. "Quiero probar que con otros contenidos y medios se pueden tener audiencias.

Pretendo que los niños aprendan a ser críticos, a pensar por sí mismos".