Miedo a la guerra

Yugoslavia está destrozada. La violencia, el terror y el sufrimiento humano que se ha desencadenado eran inimaginables hace sólo unos meses. La vuelta de algunos conceptos que sólo recordamos de la guerra nazi o de nuestra guerra civil ya se ha producido a nuestro lado. Es obvio que los yugoslavos no han tenido una formación racional sobre el mal que el hombre puede causar, de lo que está dentro de nosotros mismos y que es como un volcán: tiene una fuerza enorme y sólo avisa al comenzar a actuar.Hoy, a todos nosotros nos molestan las imágenes terribles que nuestros fotógrafos nos envían desde las calles, los pueblos y campos de concentración yugoslavos. Cuando, a veces, durante la comida, en las noticias de la televisión, aparecen imágenes de cuerpos humanos desnutridos, sangrantes o mutilados, la primera reacción que se nos ocurre es huir haciendo zapping del terror que el hombre puede causar. Da miedo reconocer que somos capaces en un instante de causar mucho más daño que el bien que podamos hacer durante toda una vida.

Pero ¿qué pensarán los niños? ¿Creerán que esas imágenes son una película más, llena de efectos especiales? El otro día, mi hija de siete años, a la vista de esas imágenes en televisión, con los ojos humedecidos por la emoción, me preguntaba: papá, eso que está pasando en Yugoslavia no puede pasar aquí, ¿verdad?, ¿es que los yugoslavos no tienen rey? Si fuera en España seguro que el rey Juan Carlos haría algo, ¿verdad?

Yo tuve que contestar que sí, y ahora tengo la impresión de que la fe de mi hija tiene más valor para la defensa de la paz que muchas armas.-