El futuro es Coltrane

Tercero y último de los maratonianos homenajes de Sevilla a los héroes del jazz más reciente. Esta vez la leyenda se llamaba John Coltrane, y para invocar su nombre se reunió a cuatro de las más importantes personalidades que trabajaron a su lado en su época de mayor gloria y libertad creativa, y al único músico que lleva la auténtica herencia genética coltraniana: su hijo Ravi.La bomba de la noche llegó con Pharoah Sanders, y el descubrimiento se llamó Ravi Coltrane. Abrió Shepp, idéntico a sí mismo, una sonoridad profunda al servicio de un desorden musical interno. Horace Parlan fue el soporte idóneo, pero con 35 minutos Shepp no tiene ni para empezar, y no pasó nada.

Todo cambió con el grupo de Pharoah Sanders. Fuego desde la primera nota, un derroche de energía imparable y la imagen del trane de Kulu ce mama u Om, planeando por el escenario: Sanders apabulló con su dialéctica cargada de sentimiento. Música potente, en la que la libertad se equipara al respeto por las raíces.

Sanders exteriorizó su maestría y la capacidad de convertir cualquier ritmo en una idea genial. Tras él, Idris Muhamad se mostró como uno de los baterías más explosivos de la actualidad y ni la presencia posterior de Elvin Jones borró esa sensación. Siguió la orquesta de McCoy Tyner, pero esa no fue su noche.

El nuevo grupo de Elvin Jones, Love and Peace, parte de bases asimiladas y muy coltranianas, pero el líder y Fortune se encargaron de convertir la banda en sorpresa. La sorpresa mayor fue Ravi Coltrane. El hijo del maestro está un poco verde, pero tiene ya todo lo que se necesita y más para alcanzar lo más alto. Atención al futuro.