Los etarras intentan demostrar que no han perdido la capacidad de asesinar

La recuperación de la capacidad de fuego de ETA se produce con lentitud tras la desarticulación de la cúpula y la detención de sus miembros, el pasado 29 de marzo, en el País Vasco francés. Pero existe y parece confirmar la hipótesis de que la organización terrorista ha logrado recomponer un mínimo núcleo de mando y de suministro de explosivos y recursos económicos a los comandos aún activos. Abril y la mayor parte de mayo discurrieron prácticamente en blanco para ellos. En los últimos 17 días, por el contrario, se han registrado tres atentados con bombas y un resultado de 22 heridos.

El impacto del golpe asestado a la cabeza de ETA en Bidart es indudable y ha sacudido la estructura de la organización hasta los pliegues, según la policía. Pero los llamamientos a la prudencia se han sucedido por parte de Interior.Tres días después de la detención de Pakito, Fitti y Txelis, un paquete bomba hirió mortalmente en Madrid al coronel del Aire retirado Joaquín Vasco Álvarez. El paquete, destinado a su hijo -jefe de la base aérea de Gando (Las Palmas)-, había sido enviado días antes de la operación de Bidart.

La primera reacción de ETA desde el 29 de marzo fue un confuso tiroteo en Irún (Guipúzcoa) el 23 de abril. El policía José Manuel Helices Patino fue asesinado cuando identificaba en la calle a unos sospechosos.

Un mes más tarde, el 24 de mayo, hizo explosión un coche con explosivos al paso de un convoy policial cerca del estadio Vicente Calderón. Siete agentes y dos civiles resultaron heridos. A los 10 días, el 3 de junio, dos mochilas con 20 kilos de amosal estallaron junto al cuartel de la Guardia Civil de Lerma (Burgos), pero el inmueble ya había sido desalojado. No hubo heridos.