El arte envolvente

Surgido como algo excepcional y sorpresivo de las aulas de Neuhaus, la carrera de Emili Moguiski (Odessa, 1944), fue durante años bastante azarosa a causa de la política antisemita del estalinismo, pero nada ni nadie le puede quitar el lugar singularísimo que ocupa en el pianismo actual.Por su pulsación, capaz de las más grandes intensidades sin que el sonido quiebre su calidad, por fantasía, por su nervio acerado y controlado y por su imaginación poética, Moguilewski

-premio Reina Elisabeth 1964- logra versiones fuera de serie como las que acabamos de aplaudirle: Chopin (Estudios, Scherzo número 4), Scriabin (Preludios, Sonata número 6) y Rachinaninov (Segunda sonata). Esto es, romanticismo en su raíz y posromanticismo creativo que en el caso de la Sexta sonata de Scriabin (1908), se toma puro impresionismo, aunque, con matizaciones místicas que le fueron ajenas a Claudio de Francia. En la Sonata segunda de Rachmaninov (1913, revisión,1931) retoma el espíritu romántido en su plenítud, lo que no quiere decir que repita los procedimientos.

El arte de MoguilewsId, aparte sus méritos analizables, tiene, mucho de envolvente. Se apodera del ánimo y la atención del oyente, que inmediatamente se dejará llevar, pues no son tantos los intérpretes que nos introducen, casi sin que nos demos cuenta, en el mundo de la más alta y refinada musicalidad. El éxito fue muy grande y las propinas no se hicieron esperar.