Un precedente peligroso, según Instituciones Penitenciarias

El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Antoni Asunción, calificó ayer de "precedente extremadamente peligroso" el desenlace del motín protagonizado el pasado viernes por dos internos de la prisión de Huesca. Asunción, tras visitar en Zaragoza al funcionario herido, José Sanz Monclús, se trasladó a la capital oscense para interesarse por los detalles del incidente.El máximo responsable de Prisiones aprobó la decisión adoptada por el director del centro penitenciario, José Otal, de ceder a las pretensiones de los amotinados, porque "en aquel momento se consideró que con dicha actuación se evitaban males mayores".

Asunción admitió que la estrategia diseñada por los mandos policiales para impedir la fuga fracasó porque se temió por la vida de las personas retenidas. Por este motivo, explicó Asunción, se descartó una intervención por sorpresa de un grupo especial de la Guardia Civil que estaba preparado para entrar en acción.

Concurrieron además, según Asunción, otras circunstancias que desaconsejaron cualquier intento de asalto para reducir a los amotinados ya que éstos se hicieron fuertes en un lugar estratégico de la prisión. Asunción aseguró que los dos fugados tuvieron un comportamiento "muy violento y propio de psicópatas".

"Espero que las fuerzas de seguridad detengan pronto a los evadidos y de esa forma pueda evitarse que otros reclusos intenten emularles con acciones similares", señaló Asunción. Refiriéndose a la cárcel de Huesca dijo que el centro no reúne las condiciones más idóneas para albergar a reclusos peligrosos. "Esta prisión", añadió, "es antigua [fue construida en 1150], inadecuada y no se ajusta a la normativa".

El penúltimo motín en la prisión de Huesca se produjo la pasada semana, cuando un peligroso delincuente, presunto asesino de un ex policía durante un atraco, secuestró durante una hora a dos funcionarios para exigir una jeringuilla y 30 gramos de heroína. El recluso, José Maríá Pirla Oliván, se entregó a las dos horas de iniciarse la acción, en la que resultaron con heridas leves cuatro personas, entre ellas el propio director. El 9 de junio, otros dos reclusos tuvieron retenidos dos horas en su celda a cinco funcionarios, a los que amenazaron con objetos punzantes.

Los funcionarios de la prisión acordaron ayer no acudir a sus puestos de trabajo, por lo que los 250 internos permanecieron hasta el mediodía recluidos en sus celdas, donde incluso se les sirvió el desayuno. Los funcionarios reiteraron sus quejas por las deficientes condiciones en las que trabajan.

Los funcionarios reclaman que se aumenten las medidas de seguridad; que los internos no tengan fácil acceso, como ocurre en la actualidad, a las herramientas de talleres o a los utensilios de cocina y un mayor rigor en la clasificación de los internos en función de su peligrosidad.

Los sindicatos con presencia en la prisión de Huesca -CC OO, UGT y CSIF- hicieron público su apoyo al director de la prisión porque consideran que su actuación fue la más correcta. Según los sindicatos, durante el motín, la prisión estuvo en manos de los internos.