El Cibona hurgó en las heridas del Barcelona

ROBERT ÁLVAREZ El correctivo fue cruel, hiriente, descorazonador. El Barcelona era consciente de su crítico estdo pero nadie se lo había dicho a la cara. Sabido es que las derrotas en el campeonato español son otra cosa. Pero en la Liga europea adquieren otra dimensión, otro relive.
El partido anduvo en las entretelas de la medianía, del trámite, de lo tosco, hasta que se decantó mediado el segundo periodo. El subcampeon europeo, siempre a remolque del conjunto croata, hizo despertar al público tras remontar 9 de los 13 puntos de desventaja que llegó a acumular (43-56). Pero los croatas no se cortaron un pelo. Bombardearon el aro azulgrana con cuatro triples consecutivos mientras que el equipo local desperdició hasta siete tiros libres. El partido hizo aflorar toda la impotencia del conjunto local, desconcertado su quinteto en pista y con un panorama. desolador en el banquillo. A tres minutos para el final, la suerte estaba echada, 57-72. El resto fue un simulacro.
El Barcelona echó mano del
manual. más rígido para intentar salvar la cara ante una formación superior ya por el mero número de efectivos utilizables". Soler, titular y con más minutos que nunca, Lisard y Epi fueron conductos abastecedores de balones interiores para Savic y Coleman, olvidando compensar tan descarado acercamiento al aro rival con algún que otro tiro exterior.
El Cibona fue, la antítesis. Dio rienda suelta a la inspiración de sus mejores elementos, a veces Cvjeticanin, a veces Radulovic, y dejó que sus pivots, por cantidad y altura, complicaran la vida hasta desquiciar a Savic Y Colemman.
El Barcelona se mantuvo vivo hasta la media parte a la que se llegó con empate a 34 tantos después de que los de Zagreb hubieran, llegado a dominar hasta por siete puntos, 2-9. En los, nueve primeros minutos de la reanudación el Barcelona se encalló en el marcador y acabó por ofrecer la imagen de quedar inerme, sin poder de reacción.
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