Amor y pedagogía

Teatro documental, biográfico: de fórmula, metiendo risa y anécdota con la divulgación. Se cuenta amablemente un trozo de vida de los esposos Curie, desde que se conocen hasta que descubren el radium, con los consiguientes episodios de la presión de sus jefes de laboratorio, el abandono de sus amigos y hasta de la criada; y la alternativa de que todos regresan y son buenos. Los protagonistas son santos. Parece un juego de palabras decir que Amparo Larrañaga está radiante: pero lo está. Iñaki Miramón, simpático. Naturalmente, los dos como buenos actores.La ficción polaca, la descripción de sus trabajos científicos para espíritus romos, tiene en Amparo una intérprete inmejorable. Con ellos dos, Carmen Rossi con su desparpajo y su naturalidad del personaje gracioso; y Roberto Acosta y Angel Terrón, en los personajes de acompañamiento y contraste. Ángel García Moreno tiene finura para los actores y para el clima, aunque el escenario del laboratorio pobre sea más bien ridículo.

El público no era sólo el habitual de los estrenos: se mezclaba el de la generación triunfante de Amparo Larrañaga, con sus starletts, sus modelos, y fotógrafos. Todos se rieron mucho, todos fueron aplaudiendo. Probablemente no aprendieron nada del radium, pero les gustó la interpretación. Las ovaciones finales fueron estruendosas, y el autor saltó desde el patio de butacas al escenario con elegancia atlética, lo cual hizo aumentar las ovaciones de la bonita juventud.