Exceso

El nombre elegido por Maynard Ferguson para bautizar a su nueva orquesta permitía abrigar cautas esperanzas a los aficionados de buena fe. Pensaban que quizá con su Big Bop Nouveau el trompetista canadiense habría olvidado, por fin, sus excesos del pasado para entregarse en brazos del bebop más acogedor. Todo una pamema, bop ni por el forro, ni nuevo ni viejo, y grandeza sólo en el volumen que sirvió el desaprensivo ingeniero de sonido.En el último espectáculo de Ferguson la música es anécdota. Los iniciales A night in Tunisia e in a mellotone no hacían presagiar nada bueno pero, aun así, nada tan patético como lo que vino a continuación. Un But beatiful introducido por el pianista Christian Jacob en el más puro estilo de la serie Fama, un Birdland expuesto a todo trapo por el cooperador saxofonista Matt Wallace con el ewi, infernal invento electrónico que responde como un ciclón a un débil aliento de aire, un St. Thomas de escuchar para creer, y un bochornoso Medley de grandes éxitos en el que entraron desde el María de West Side Story al Hey Jude de los Beatles.