Vergílio Ferreira gana el Premio Fémina con una novela publicada en Portugal hace 36 años

El portugués Vergílio Ferreira ganó ayer el Premio Fémina con su novela Le matin perdu. La decisión del jurado francés, que fue tomada en la primera vuelta y por unanimidad, es tanto más insólita cuanto que la obra premiada fue publicada en Portugal hace 36 años y no corresponde siquiera a la fase actual de la creación del autor, que cuenta 74 años. También fallado en París, el Premio Médicis recayó en la novela de Jean Noel Pancrazi Los cuarteles de invierno, y el Fémina francés correspondió a Pierrette Fleutiaux por su novela Somos eternos.

Manha submersa, título original de la novela de Ferreira, publicada en Portugal en 1954 y redescubierta en Francia por la editorial La Diférence en 1989, está todavía muy influída por la escuela neorrealista entonces dominante en Portugal y a la cual pertenecían las primeras obras de su autor: O caminho sica longe, Onde tudo foi morrendo y, sobre todo, Vagon J.La ruptura con el movimiento realista surge en 1949 con Mudança, pero Virgilio Ferreira sólo la asumirla públicamente en 1963 con la publicación de Apelo da noite, una novela escrita en 1950, o sea, cuatro años antes de la publicación de Manha submersa.

La novela, que inspiró una película del mismo título realizada en los años setenta por el portugués Lauro Antonio, es en larga medida autobiográfica. Nacido en 1916 en un pequeño pueblo perdido de la sierra de Estrella, una de las zonas rurales más aisladas y atrasadas de Portugal, Vergílio Ferreira ingresó a los 10 años en el seminario de Fundáo, y es esta experiencia la que le inspiró las páginas más conmovedoras de la novela ahora premiada en Francia. Como su héroe, Ferreira descubrió en el seminario que no tenía vocación para la vida religiosa a la que le destinaba su familia, y después de licenciarse en Filología Clásica en la Universidad de Coimbra en 1940 se dedicó a la enseñanza durante 40 años y mantuvo relaciones con la oposición de izquierda a la dictadura de Salazar.

A partir de los años sesenta el carácter personalista e individualista de la obra de Vergílio Forreira fue afirmándose a través de una serie de novelas que tienen como tema central la obsesión por el destino y el sentido trágico de la existencia del hombre. Una evolución que culmina con sus dos últimas novelas publicadas: Para sempre y Ate ao sim. Ambas novelas (la última acaba de recibir la mayor distinción literaria portuguesa, el Premio de la Asociación Portuguesa de Autores) son consideradas como sus obras primas. En estos últimos años Vergíllo Ferreira ha publicado también cinco volúmenes de su diario Conta corrente.

La atribución del Premio Fémina consagra pues el extraño destino de un autor que, con varias obras ya traducidas en el extranjero, acaba por alcanzar la mayor distinción con una novela de juventud que no considera representativa del conjunto de su obra. Una injusticia que refleja otra injusticia más general: el descubrimiento tardío de algunos de los mejores autores portugueses contemporáneos que acaban por abrirse camino gracias a la moda que favorece actualmente las literaturas periféricas.