Día de luto

Conocí a Nicolás en 1935 en Cuba. Allí él estuvo en la cárcel junto con otros importantes compañeros de andaduras literarias como Regino Pedroso y Marinelo. Eran personajes más que incómodos para la dictadura de Batista.Después Nicolás vino a un Madrid inmerso en una guerra civil que no sólo no ignoró, sino con la que se comprometió integrándose junto con nosotros en la Alianza de Intelectuales. De aquella etapa es su poema España, poema en cuatro angustias y una esperanza, escrito en favor de una República que él también siempre defendió. La impresión de aquella guerra le acompañó durante muchos años, quizá durante toda una vida.

En la etapa que compartimos exilio en Argentina hicimos gran amistad. Luego la revolución, en la que todos creíamos, le devolvió a la Cuba de Fidel y le convirtió en poeta nacional.

Somos de la misma edad y cuando me enteré de su muerte, recordé que hace años jugábamos a imaginar cómo seríamos al llegar a esta edad. Nos imaginábamos lúcidos y jóvenes. Desgraciadamente no ha sido así el Nicolás octogenario. Su enfermedad ha sido larga y dura. Hoy es un gran día de luto para toda la poesía, para Cuba y para mí, que pierdo a un estimado amigo, compañero, camarada y poeta.