Reclusión involuntaria de ciudadanos libres
Quisiéramos aprovechar el artículo de Antonio Colodrón sobre la reforma psiquiátrica de Pinel (EL PAÍS, 20-3-1989) para reclamar la abolición del tratamiento y reclusión involuntarios de ciudadanos libres que no han violado la ley. La medicación de la locura justifica a diario, incluso en los países más democráticos, este abuso totalitario contra personas cuyos problemas personales y familiares son mixtificados y distorsionados por profesionales y parientes en colusión, como si fuesen el resultado de procesos patógenos intrapsíquicos, neurológicos, etcétera..., y no tuviesen significado y verdad interpersonal alguna.El derecho al tratamiento que reclama Colodrón es un eufemismo cientificista para ocultar la vergonzosa invalidación de los sentimientos y actitudes de un ser humano, a menudo la única voz verdadera de una situación familiar persecutoria. No por respetable e insidiosa deja de ser brutal la invalidación del mal llamado enfermo mental por la medicina psiquiátrica. El cambio de tecnologías en esta maquinaria opresora -las nuevas camisas de fuerza químicas y eléctricas- no altera la realidad violenta que sustentan. Queremos unirnos a aquellos pensadores disidentes de la psiquiatría y el psicoanálisis (Szasz, Laing, Alice Miller) que desde hace décadas denuncian esta confusa y pseudocientífica retórica para exigir el fin de la medicación de los problemas interpersonales.
La locura, medicada como psicosis o neurosis, es la expresión de vivencias destructivas presentes y pasadas y puede suponer un intento de formular lo indecible de tales experiencias, a menudo infligidas por familiares íntimos que necesitan protegerse de revelaciones insoportables silenciando médicamente al que osa manifestarlas. .
Toda terapia coercitiva es una contradicción en este contexto y una violación de los derechos humanos.-
psicoterapeutas.
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