El gríto liberal

El periódico liberal The Washington Post, voz del establecimiento blanco parapetado en los suburbios de Maryland y Virginia, de una ciudad de 638.333 habitantes (de ellos, un 70% de raza negra), ha puesto el grito en el cielo ante el anuncio del toque de queda para los jóvenes.Es una "locura", será ineficaz y "probablemente sea anticonstitucional", han escrito los editorialistas de The Washington Post. Sin embargo, el periódico ha encabezado una campaña de sensibilización contra el crimen en la capital federal, que culminó con la publicación del nombre y la fotografía, además de un mapa con los lugares de su muerte, de las 555 víctimas por homicidio en el área del Gran Washington el año pasado.

El toque de queda supondrá la prohibición para los jóvenes de menos de 18 años de circular por la calle o concentrarse en lugares públicos de 11 de la noche a seis de la madrugada, entre semana, y desde la medianoche los fines de semana.

Con estas medias, se acabó la última sesión de cine a medianoche, la tertulia en el McDonald's de la esquina, o la concentración a las puertas de la cadena de supermercados 7-11. La policía podrá detener a los jóvenes errantes nocturnos y llamará a los padres para que pasen a recogerlos por las comisarías.

Si no se presenta un familiar, los jovenes detenidos a las seis de la mañana serían puestos en libertad. La primera violación será pasada por alto, pero las reicidencias costarán multas de 100 a 500 dólares (de 12.000 a 60.000 pesetas) que tendán que pagarán los familiares adultos.

Esta medida establece una excepción para los menores de 18 años que tengan un empleo por la noche y puedan justificar por escrito por qué andaban en la calle a esas horas.

En otra medida de emergencia, el Ayuntamiento de Washington ha decretado que los jóvenes de 16 y 17 años a los que se les coja con armas a menos de 150 metros de las escuelas del Distrito de Columbia serán procesados como si fueran adultos. En las últimas semanas, menores armados han introducido pistolas en los colegios y han disparado contra sus compañeros en varias ocasiones. El caso límite fue, en Nueva York, un chaval de 5 años que llevó a la escuela un revólver en su mochilita.