Los internacionales aprueban el fichaje

ENVIADO ESPECIALLos jugadores internacionales del Real Madrid, al menos públicamente, dieron ayer, en la concentración del equipo español en Hannover, el visto bueno a la contratación de Bernd Schuster. En sus declaraciones calificaron al alemán de "gran jugador" y todos, salvo Gallego, que prefirió no opinar, se mostraron muy diplomáticos.

Para Gordillo, "el fichaje es fenomenal y nos va a ir muy bien". El polivalente jugador madridista envió un mensaje subliminal a Schuster recordándole que "va a estar en el mejor club del mundo", y aseguró que su juego podría verse favorecido con su presencia en el equipo: "Puedo aprovechar muy bien los pases largos queda el alemán". Gordillo reconoció que conocía el fichaje de Schuster desde hacía más de dos meses, pero negó que Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid, hubiera consultacto a la plantilla la conveniencia de su contratación.

El capitán Camacho también utilizó un doble lenguaje al enjuiciar el fichaje: "Espero que Schuster sabrá estar a la altura de los demás y que será un buen compañero. Su fichaje ha levantado una gran polémica, pero nadie puede discutir su categoría como jugador". Camacho restó importancia al hecho de que Schuster se hubiera presentado luciendo su número, el 3, en su camiseta. "Me da igual el número que se ponga. Lo único que deseo es que el equipo gane más partidos".

En parecidos términos se expresó Michel. "Es un gran jugador", manifestó el centrocampista, "y si el Real Madrid lo ha fichado, por algo será. El equipo notará positivamente su llegada. Sus pases largos pueden romper el ritmo de cualquier contrario".

Hasta ayer, los jugadores madridistas se habían negado sistemáticamente a comentar el fichaje con los periodistas, pero sí habían soportado bromas de sus compañeros de selección, especialmente en Basilea, donde se conoció que Gaby, la esposa de Schuster, había dado a luz una niña. "Supongo que le mandaréis flores", le comentó un jugador barcelonista a Buyo. La respuesta del guardameta madrista fue tajante: "¿A ese? Vamos, hombre".