Tensión-relajo

El Cometa de Madrid es una productora -no una empresa discográfica- que ha sabido dar a su breve existencia un claro sentido: presentar una opción alternativa al dominio actual de los sonidos comerciales. Y eso es bueno y malo. Bueno, porque consigue dar rienda suelta a las facetas experimentales e investigadoras que lleva dentro todo músico, ampliando de esta forma la oferta musical y posibilitando el descubrimiento de los otros sonidos; y malo, porque a menudo se convierte en una espiral de difícil dominio que va escorándose hacia posturas excesivamente elitistas. Llegamos así, al problema fundamental: hacer llegar estas nuevas tendencias a un público no habituado a tener que digerir por sí mismo un producto musical. La oferta de El Cometa de Madrid alterna momentos de limpia belleza y accesibilidad con otros de extrema dificultad en que resulta complicado atinar con el significado de lo oído.La capacidad de transmisión de esas sensaciones no es algo sencillo, lo cual lleva al oculta miento de la idea en que se centra lo creado. De esta forma, el calificativo de música experimental puede perder todo sentido para los no iniciados al resultar inaccesible por inexplicado. Es el riesgo asumido al optar por salir del camino trillado.

Éste es el entorno en que se han movido las actuaciones de los días pasados. Luis Delgado demostró por qué es el inspirador de este invento. Su personalidad disipada le lleva a plantear una opción musical árida en origen que, sin embargo, desemboca a menudo en zonas de mayor placidez. Es la contradicción existente en los caminos sin rumbo fijo y su manifestación más reconocible es la oposición entre el relajo y la tensión, que se ven sucedidos sin aparente nexo de unión a lo largo de su directo. Más vale fijarse en la naturaleza de sus creaciones que en la manifestación técnica con que las realiza.

Enrique Mateu es otra cosa. Profesor superior de guitarra clásica, casi molesta comprobar la perfección de su técnica y la aparente facilidad con que realiza complicadas digitaciones. Su formación clásica no ha coartado su inmersión en otros movimientos (pop-rock, cantautores) que han desembocado finalmente con su estancia en el escenario acompañado de sus inseparables guitarras y de un ordenador. De una gran belleza, sus temas se muestran inaccesibles para manos no expertas, y sin duda alguna, por su versatilidad, técnica y conocimientos, es un músico a descubrir.

Luis Paniagua Trío representa la parte de fusión étnica presente siempre en este tipo de empresas. Lo suyo no tiene vuelta de hoja: si se aprecia musicalmente a los seguidores de Gandhi, se aprecia a Paniagua. Si no, la escucha resultará vana: el conflicto será casi religioso.