Cuatro años para prevenir

A. MUn plan de prevención de las alergias, que se aplicaría a los recién nacidos que pertenezcan a grupos de alto riesgo, se pondrá en marcha en un futuro próximo en Cataluña. Este proyecto, similar al que ya se utiliza para la detección y prevención de enfermedades metabólicas, fue anunciado esta semana en Barcelona por el presidente de la Sociedad Catalana de Alergia e Inmunología, Jaume Botey, durante las jornadas del XII Congreso Mundial de Asmología.Médicos de esta sociedad y del Departamento de Sanidad de la Generalitat trabajan actualmente en este plan preventivo, que consistirá básicamente en el análisis de la sangre de los hijos de personas alérgicas para detectar las proporciones de Inmunoglobulina E, una proteína humana cuyo exceso permite diagnosticar la propensión a la alergia.

Según Jaume Botey, "la técnica de esta prueba es bien sencilla, ya que ni siquiera hará falta realizar ninguna extracción a los recién nacidos, porque la sangre se recogerá en el momento de cortar el cordón umbilical. En caso de que la prueba dé un resultado positivo, se pueden adoptar medidas preventivas para evitar que el niño alérgico se convierta en un futuro asmático".

La alergia infantil, y en especial el asma, polariza, actualmente, la atención de los alergólogos, según se puso de manifiesto en el congreso mundial de Barcelona. Las posibilidades de curación del síndrome asmático en la población infantil se establecen entre el 50% y el 75, según cifras de los especialistas. La Sociedad Catalana de Alergias e Inmunología estima, por su parte, que el asma afecta, aproximadamente, al 10% de la población infantil de Cataluña. El proyecto se presentó a las autoridades sanitarias del Gobierno catalán hace unos meses y en él se indica que "es el momento óptimo para aplicarlo". Las pruebas de detección de la alergia, según los cálculos realizados, se tendría que aplicar a unos seis mil niños cada año.

Estas medidas preventivas están establecidas por la sanidad pública de algunos países como Suecia y Cuba, y en algunos estados norteamericanos son obligatorias. Los impulsores del proyecto catalán consideran indispensable su puesta en marcha, mediante una campaña de sensibilización dirigida a la población y al personal sanitario, porque las posibilidades de curación del asma infantil disminuyen después de los primeros cuatro años de vida del niño y, sobre todo, porque la enfermedad tiene un alta probabilidad de convertirse en crónica.