Síndrome tóxico

Los especialistas de la medicina, cuando realizan el estudio de un paciente, tienen tendencia a hacer toda clase de consideraciones a través del prisma de su especialidad. No es de extrañar, por tanto, que el eminente epidemiólogo doctor Doll emita un informe toxicológico que no encaja dentro de lo que sabemos sobre toxicología. De sus declaraciones llegadas hasta nosotros a través de EL PAÍS se deduce que el agente causal ha sido un ente epidemiológico, biológico, no tóxico, pues, si 100 personas toman una dosis mortal de un veneno, las 100 son afectadas. En cambio, si son contagiadas por un ser vivo, por ejemplo, un virus, las consecuencias son muy dispares, dependiendo de la relación virulencia del ser agresor y la receptividad o resistencia del ser agredido. El doctor Doll, esotérico él, estable ció que más de 600 microgramos por un gramo de aceite podían ocasionar el síndrome tóxico. Hablando en cristiano, en un lenguaje más esotérico, esa cantidad es exactamente 0,06 gramos de anilinas por 100 gramos de aceite. Desde que Unverdorben descubrió las anilinas, en el año 1826, ha llovido mucho, y muchos son los antecedentes en la literatura mundial sobre su toxicidad, pues las anilinas son de empleo muy generalizado. El doctor Doll no se ajusta al rigorismo científico que nos es habitual; debería haber sido más explícito y más escueto, diciendo, por ejemplo: dosis letal de anilina: x gramos, dosis hallada en las muestras de aceite analizado: y gramos. Cuando comenzaron los primeros afectados por el síndrome tóxico, hemos leído que en España se denomina aceite virgen al aceite puro, y que se llama aceite puro al que está mezclado hasta un 30% con aceites vegetales. La Administración, que tolera en beneficio de los aceiteros el nacimiento y desarrollo de estas chapuzas zíngaras, debiera ser más comprensiva con los afectados, indemnizándoles generosamente y evitar así el gasto innecesario que suponen el papeleo, los hombres de leyes y las personalidades importantes. En el Hager, tratado de farmacia práctica (Editorial Labor, 1942), en el que colaboran los profesores Ribach, Mannheim, Hartwig, Bache, Hilgers, Frerichs, Arends y Zórnig, de las universidades de Bonn, Halle, Chemnitz, Koenisberg y Basilea, se puede leer lo siguiente: "Anilinas. A dosis grandes, de unos 20 gramos, tomadas al interior, producen intoxicaciones agudas que a menudo son mortales". "Anilidas. Menos tóxicas que las anilinas base, viene una relación: acetanilida, benzanilida, formanilida, metilacetanilida, que por su acción medicamentosa se recomiendan hasta para niños de un año de 0,1 a 0,2 gramos. Para adultos en general, de uno a tres gramos diarios". Ahora, que el lector me ate esa mosca por el rabo.- Justo del Castillo Bertrand.