Los vecinos de Riaño culpan del suicidio de Simón Pardo a la situación de "acoso"
La muerte de Simón Pardo del Molino, de 54 años, vecino de Riaño, ha provocado gran conmoción entre los pobladores de la localidad, que culpan del suicidio a la situación de acoso que viven. No obstante, en los últimos años soportó los reproches de algunos convecinos por trabajar en la empresa del embalse. Pardo, que ayer fue enterrado en Lario, a siete kilómetros de Riaño, no padecía ninguna enfermedad psíquica, y la mayoría de los vecino achacan su muerte a la angustia por la situación en que quedaría una vez desalojado de su vivienda.
Los trabajos de demolición de inmuebles se suspendieron ayer durante el funeral de Simón Pardo Pardo, en señal de duelo, según Francisco Prieto, delegado del Gobierno. Simón Pardo, según diversas versiones, vivió los últimos años en un ambiente de reproche que le mostraban algunos vecinos por pertenecer a la plantilla de la empresa que finaliza las obras del embalse.Un vecino de Riaño intentaba explicar las posibles causas del suicidio, de Simón Pardo con esta reflexión. "Ya no sólo es el derribo físico de las casas sino el derribo, del contexto familiar".
Alrededor de 500 personas asistieron ayer al funeral oficiado en la parroquia de Riaño, en medio de un ambiente de dolor y tristeza generalizado, roto solamente por muestras aisladas de indignación y protesta. Una vez finalizado, el funeral por Simón Pardo una treintena de ecologistas, ataviados con gorros de papel y escudos de cartón, hicieron una parodia por las calles de la instrucción de la Guardia Civil. Tras acercarse al cordón de las fuerzas antidisturbios, y ante la amenaza de una carga, los jóvenes dieron marcha atrás.
Simón Pardo, que se pegó un tiro en el vientre en la madrugada del sábado con una escopeta de caza, nunca había salido de Riaño, su lugar de nacimiento. Son muchos los vecinos que aseguran que a Simón Pardo, apodado popularmente Mones, le habían ofrecido trabajo fuera de la localidad que nunca aceptó.
Mones formaba parte de la cuadrilla de peones de Comsa, empresa constructora que realiza parte de las obras de la presa. Con anterioridad había sido minero barrenista y se encontraba afectado de silicosis (enfermedad derivada del polvo de las minas). "Nunca ha querido salir de aquí. Él podía haber realizado trabajos de más categoría fuera de la localidad y nunca lo quiso hacer. Él, como otros muchos, ha preferido estar aquí aunque sea perdiendo dinero", afirma Ismael Alonso, de 42 años, que asegura que su muerte ha sido producida por las circunstancias por las que atraviesa el pueblo.
También otros opinan que el suicidio de Simón Pardo, soltero, se desencadenó tras un cúmulo de circunstancias desfavorables, como fue el cierre de la casa de comidas Ulpiano, donde él almorzaba y cenaba diariamente. La vecina que le lavaba la ropa había abandonado el pueblo hacía pocos días y los únicos familiares directos, dos hermanas que residen en Bilbao y Sevilla, habían intentado en repetidas ocasiones llevárselo con ellas, a lo que Simón Pardo se había negado sistemáticamente. "¿Qué voy a hacer yo en un piso?", solía comentar con los vecinos.
Ninguna enfermedad
El médico del pueblo, Adnam Al Masri, sirio y nacionalizado español desde hace 27 años, afirmó ayer a este periódico que Mones no sufría ninguna enfermedad psíquica ni psiquiátrica. Simón Pardo, analfabeto, había saldado pequeñas deudas pocos días antes de su muerte y no había asistido al trabajo. Su vida se había desmoronado. Los bares que frecuentaba se encontraban cerrados y sólo le quedaba su vivienda, de aspecto humilde y propiedad de sus padres, ya muertos.A pesar de la paralización momentánea de los derribos, a media tarde las palas excavadoras volvieron a rugir. Casi al mismo tiempo llegó a la localidad leonesa el secretario general del PCE, Gerardo Iglesias, para mostrar su solidaridad con los afectados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Moreno defiende el “compromiso ético” de los periodistas frente a los pseudomedios
Hacienda requerirá a Salinas Pliego el pago de 51.000 millones de pesos en enero
Ucrania ataca por primera vez a un petrolero de la flota fantasma rusa en el Mediterráneo
Nikola Jokic, el gigante pasador que supera en asistencias a Kareem Abdul-Jabbar
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los pagos del Gobierno de Ayuso a Quirón engordan con facturas de hace una década y sin pagar desde tiempos de Cifuentes
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”




























































