Reagan y Jomeini

A las parejas famosas que han existido en la historia (Romeo y Julieta, Don Juan y Doña Inés, Calixto y Melibea) ha venido a unirse una más: Estados Unidos e Irán, o, lo que es lo mismo, Reagan y Jomeini. Parece extraño, y lo es, pero es tan verdad que uno de los dos ya lo ha reconocido: tal vez sea la confirmación de que del odio al amor no hay más que un paso.Desde que llegó al poder, Reagan lanzó una cruzada antiterrorista, y hoy el líder espiritual de esa cruzada, el que impuso un embargo de armas a los Estados que él incluyó en la lista de terroristas, el que bombardeó uno de esos Estados, mantiene un romance armamentístico con una de las potencias del mal. Es, sin duda, la conjunción más abigarrada de clamorosas contradicciones.

Espero que el Congreso de Estados Unidos pida responsabilidades por el conjunto de una acción que tiene muchos puntos oscuros a este pésimo actor cuyo papel estelar ha sido, para desgracia de la humanidad, dirigir una de las dos superpotencias. Si cuando bombardeó Trípoli y Bengasi fue duramente criticado (con razón, por haber cometido un acto de agresión tipificado en la Carta de las Naciones Unidas), hoy no le queda ninguna autoridad moral para hacer ni siquiera un llamamiento contra alguno de los Estados denominados por él como terroristas, ya que es poco serio pedir firmeza a tus amigos contra unos Estados a los que luego tú armas. Y encima critica a la Prensa por haber sacado a la luz pública el romance.-