Pistones y compañía

Concierto de PistonesRicardo Chirinos, voz y guitarra; J.L. Ambite, bajo y coros; Frank López, teclados y coros, acompañados de Ariel Rot, guitarra, Julián Infante, batería. Sala Universal, Madrid,

20 de junio.

La nueva ola ya era una realidad, y Pistones, formados de otros grupos, recogían el espíritu. Desaparecieron Mamá o Los Secretos y el trío sin conseguir un pistonazo de éxito, se confirmó con canciones sencillas y de buen gusto, tipo El pistolero o Metadona. "Somos Pistones, eso está claro", se presentó Chirinos, quien explicó el parón del grupo por alguien "que estaba en la mili".

Su productor y amigo, Ariel Rot, se apuntó, con humilde pero artística disciplina, a deleitar con punteos y dibujos esmerados de su guitarra, y su ex compañero en Tequila, Julián Infante, también se ofrecía transformado en batería. El evento cobró así un sentido especial, más aún, ejemplar. No asistió demasiado público por culpa de la jornada final de la campaña electoral, que organizó un gran número de actuaciones gratuitas. Desde Mientes, el primero que sonó, todos los temas aparecieron distintos, con arreglos vivos, de directo templado, de melodías ingenuas sobre base de pop-rock.

El arte está en la pequeña imaginación de adornos y efectos que se dosifican, sin agredir por vatios. Es música serena, de quienes no precisan rebelarse. No chillan, no exaltan, no proclaman ni aconsejan. Simplemente cuentan. Son también de la calle, de la ciudad, y quisieron obsequiar una canción, Cantina Blue, a Buitre, Buitre. Las nuevas canciones, Palos de ciego, Que el sol te dé y, sobre todo, La ley de la prisión y En una racha de viento son pruebas para congratularse del retorno de Pistones.