Carnaval atractivo y desconcertante

El programa del lunes de carnaval en la carpa del templo de Debod en Madrid era tan atractivo como desconcertante: Malevaje, PVP y Derribos Arias. Tangos, pop y rock. Rompieron el hielo los tangos de Malevaje con un repaso a los temas de su primer disco y, pese a que no es un tipo de música particularmente optimista, cumplieron bien y encandilaron a buena parte de las 2.000 personas que comenzaban a llenar el recinto. Cuarteto formado por miembros de Coyotes y Gabinete Caligari, Malevaje tiene en Antonio Bartrina un cantante que dice bien los tangos, y en Verónica Díez, una Isadora Duncan particular y arrabalera.Con la carpa casi llena comenzaron PVP su actuación y tuvieron el detalle de contratar un trío de metales, saxo, trompeta y trombón que les permitió presentar su último elepé en buenas condiciones. Practican un pop oscuro, basado en dos potentes guitarras con predominio de ritmos sencillos y claros, permitiéndose alguna incursión en las turbulentas aguas del reggae y en otros terrenos de más dudosa inspiración, como en el tema Oh Fabrize. últimamente parece que PVP buscan canciones de factura más asequible, lo que quizá les impida transmitir ese punto de emoción tan necesario para despegar. Sonaron bien, se les reclamó para bisar y terminaron con Dioses en las sábanas, una de sus mejores canciones.

El ex batería de Nacha Pop Ñete Martín Caruana eligió el lunes de carnaval para disfrazarse. Y lo hizo de Derribos Arias, con lo que la banda norteña se ha apuntado un tanto importante en cuanto a solidez y precisión rítmica se refiere. Con la garantía que da tener detrás uno de los mejores baterías que hoy pisan nuestros escenarios, Poch ofreció un repertorio made in Derribos, olvidándose de su disco en solitario.

Con la carpa abarrotada, el mayor histrión del rock español resucitó un grupo que últimamente se ha balanceado en la cuerda floja, cuya causticidad aumentará cuando el paso de las actuaciones confirme esta reanudación. oficial de las relaciones Poch-Derribos Arias. Como el sonido fue correcto, volvieron a escena, arremetieron con el, Lendakari y cerraron una buena noche de música.