Geometría y catástrofe

René Thom fue medalla Flelds en 1965 (ese codiciado premio Nobel de los matemáticos) y medalla Brouwe en 1970, gran premio científico de la ciudad de París en 1974, miembro de la Academia Americana de Arte y Ciencia, de la Academia Leopoldina y de la Academia de Ciencias de Brasil; doctor honoris causa de las universidades de Tubinga Warwick y Nimega, profesor permanente del Instituto de Altos Estudios Científicos de Bures-sur-Yvette, entre otros títulos (cito solamente dos libros fundamentales: Estabilidad estructural y morfogénesis, 1972, y Modelos matemáticos de la morfogénesis, 1980) es sobre todo el autor -inventor, dicen algunos- de la revolucionaria Teoría de las Catástrofes, cuyo objetivo principal es describir y explicar el proceso de los fenómenos discontínuos y de la morfogénesis, o surgimiento de las formas de equilibrio estable.Rene Thom participó, recientemente, en Gijón, en el muy importante y clamorosamente silenciado III Congreso de la Teoría y Metodología de las Ciencias, en compañía de filósofos y lingüistas de la talla de Apel, Pike, Bueno, Moles o Keleman. Thom, profesor del Instituto de Altos estudios Científicos de Bures-sur-Yvette, participará también el próximo jueves en un congreso que se celebra en Madrid sobre El espacio cultural europeo, en el que participan destacados intelectuales.

Este matemático-filósofo, o al revés, que un día eligió a Heráclito ("las cosas cambian constantemente") contra Parménides ("nada cambia"), aristotélico convencido ("la estabilidad de todo ser viviente reposa, en último análisis, sobre una estructura formal, de hecho, un ser geométrico, cuya realización bioquímica es el ser viviente"), amante de la pintura moderna y amigo de Dalí, y que sueña con reemplazar la termodinámica por la geometría, seguramente porque, como me confesó al final de la charla, delante de un Atlántico calmado y en pleamar, "la única magia honesta es la geometría".