El problema saharaui tema crucial de la reunión
El 21 de junio de 1981, el rey Hassan II de Marruecos admitió en la cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA), que tenía lugar ese año en Nairobi, la necesidad de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sahara como base para una solución del contencioso que enfrentaba a Marruecos con Argelia y el Polisario a propósito del antiguo Sahara occidental español. Este tema ha sido, sin duda, uno de los puntos cruciales del encuentro mantenido ayer entre los jefes de Estado de Argelia y Marruecos.Aquella reunión de la OUA, conocida desde entonces como Nairobi I, fue seguida por otra en agosto del mismo año, Nairobi II, en la cual el rey Hassan II y el comité de sabios designado por la organización para llevar adelante este asunto acordaron las modalidades y el alcance del referéndum.
Entre los puntos esenciales admitidos entonces por Marruecos se determinaba que las partes en conflicto retiraran sus fuerzas a sus respectivos acantonamientos, que se decretase un alto el fuego inmediato a la aceptación por todas las partes del principio del referéndum, que el control y la organización de la consulta fuesen encomendados a la OUA, con el asesoramiento y apoyo técnico de la ONU, y que se procediese, también por una autoridad internacional, a delimitar quiénes eran los saharauis cualificados para participar en la votación.
Este acuerdo suscitó importantes reticencias en el interior de Marruecos, matizadas por parte del partido Istiqlal y abiertas en lo que a la oposición socialista concierne. El secretario general del partido socialista, Abderrahim Buabid, y cuatro miembros del buró político del mismo partido fueron encarcelados por expresar su disidencia de una manera considerada ofensiva por el monarca.
Posteriormente, Hassan II dijo que, para Marruecos, el referéndum no podía ser sino confirmativo de la marroquidad del Sahara. En febrero de 1982, todo cambio al decidir el secretario general de la OUA, Edem Kodio, de admitir a la RASD como Estado miembro número 51 de la organización. La propia Argelia apareció entonces como sorprendida por esa decisión, y en la actualidad, tanto Rabat como Argel coinciden en la fórmula del referéndum como base para una solución.
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