El desencanto del 'Caso Valladares'
Sobre el caso Valladares, de¡ que malévolamente uno podría llegar a pensar oyéndole hablar que estaba bien donde estaba, escribe F. Savater en este, periódico el pasado 17 de los corrientes, y, aunque fácil es asentir en sus planteamientos, fácil es asimismo disentir en algunos supuestos.Cada vez que se habla de las víctimas de una revolución, o de una guerra, o de una dictadura, existe gran consternación si aquéllas son intelectuales, poetas o artistas. Si en las cárceles de algún país, entre miles de encarcelados, hay un artista o intelectual, inmediatamente se forma una comisión internacional, promovida por los denominados intelectuales, que ejerce todo tipo de presiones para que el colega encarcelado sea liberado. Y hasta aquí ello me parece perfectamente lícito; sin embargo, parece que existen privilegiados a los que no se debe hacer daño, y ciudadanos de tercera que no importan a nadie.
Savater escribe del desencanto de los que se han dado cuenta de que el tal Valladares no vale gran cosa como persona y menos como poeta. Yo pregunto: ¿Savater y otros hubieran firmado protestas y hubieran presionado si Valladares no se hubiera identificado como poeta? ¿Es que Valladares estaba sólo en la cárcel? ¿Quién protesta por los demás? Y no sólo por los presos de las cárceles cubanas, que no creo sean las más llenas ni las más rigurosas.
Quizá tengamos que pensar que los intelectuales pertenecen a una casta de privilegiados que, encerrados en sus privilegios, pueden pedir ayuda para otro privilegiado como ellos, siempre que éste dé muestras de un talento convenido...
No debe asombrarse el señor Savater del comentario de los que ayudaron a Valladares a salir de la cárcel, pues para ellos ha perdido todo interés el tal poeta, al comprobar que es un simple mortal que hace malas poesías. /
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