El Gobierno galo no quiere dramatizar el alcance de las sanciones contra Dresser France y Creusot-Loire

Francia no puede ceder su independencia nacional y de respeto a los contratos firmados, declaró ayer Jean-Pierre Chevenement, ministro francés de Investigación e Industria, al comentar las sanciones del Gobierno norteamericano contra Dresser France y Creusot-Loire por no seguir las directrices estadounidenses de embargo sobre los materiales destinados a la construcción del gasoducto euro-siberiano."No vemos el motivo de las medidas que ha tomado la Administración norteamericana", agregó el ministro en una declaración a los medios informativos y que recoge France Presse.

Al tiempo que subrayó que no había que exagerar las consecuencias de las diferencias entre París y Washington, indicó que se estudiaba actualmente la reducción de la dependencia tecnológica de Francia.

Por otra parte, los sindicatos de las dos empresas sancionadas por la prohibición temporal -no recibirán productos, servicios y tecnología de Estados Unidos- se han mostrado preocupados por las consecuencias de esta decisión, en la medida en que ésta se pueda alargar en el tiempo.

Las consecuencias reales de la sanción, sin embargo, son difíciles de calcular en estos momentos, según estiman los observadores.

Según la sección sindical de la Confederación General del Trabajo (CGT) en Dresser France, la dirección de esta empresa considera la situación como grave y ha manifestado una viva inquietud como consecuencia de las sanciones norteamericanas. Robert Tron, presidente de la empresa, según los responsables sindicales, ha manifestado que, en caso de aplicación real de las sanciones, Dresser France corre el peligro de verse privada de materiales necesarios para realizar sus actividades. Tron habría añadido: "No podremos aguantar más de dos meses".

El presidente de Dresser France indicó, por otra parte, que contaba con la justicia norteamericana a la hora de recurrir contra las sanciones tomadas por la Administración Reagan.