El tratado entre España y EE UU concluye mañana sin que se haya ultimado el nuevo convenio

El Tratado de Amistad y Cooperación entre España y los Estados Unidos, que vence mañana, viernes, no tiene, hasta el momento, un texto definitivo para sustituirle, aunque las delegaciones de ambos países trabajan febrilmente, en un intento de limar las últimas divergencias. Estos trabajos se desarrollan en medio del más absoluto secreto, y ninguna, de las dos partes ha querido hacer declaraciones al respecto, contentándose, tan sólo, con subrayar que son "temas secundarios" los que provocan el retraso. El secretario de Estado de Exteriores, Gabriel Mañueco -jefe de la delegación española- rehusó, incluso, dejarse fotografiar con el embajador Terence Todman, que preside la delegación norteamericana.Medios diplomáticos dijeron en Madrid que ya ha quedado resuelto el tema que últimamente suscitaba más controversias: la cuantía de los créditos que Estados Unidos debe conceder a España en concepto de contraprestación por el uso de las bases militares. El aumento de estos créditos, respecto a las "ridículas" cantidades previstas en el Tratado de 1976, en vigor hasta mañana, fue posible, explicaron estas fuentes, al haberse disminuido la categoría del Tratado, dejándolo reducido a simple convenio, lo que hace que el texto no tenga que ser aprobado por el Senado norteamericano. Cabe indicar, no obstante, que el cambio de calificación no supone diferencia para su aprobación por las Cortes españolas, ya que en España esto depende del contenido.

También se habría llegado a un acuerdo en lo referente a la posibilidad de que Estados Unidos almacenase armas nucleares en las bases de utilización conjunta: España reafirma su negativa a que se depositen estas armas en territorio nacional, "hasta tanto el Gobierno español no decrete otra cosa".

Sin embargo, y de acuerdo con fuentes no oficiales, no se habría llegado aún a una redacción satisfactoria en lo referente al respeto de la soberanía española. Washington insistiría en poder utilizar las bases para acciones indiscriminadas, mientras Madrid hace hincapié en su "derecho de veto" en los casos en los que pudieran verse envueltos terceros países amigos de España. Por ejemplo, cuando Estados Unidos quisiera proceder a una "intervención rápida" en Oriente Medio.