El problema valenciano

Debe resultar difícil de comprender para los que no viven por estas tierras los problemas surgidos a raíz de la tramitación del Estatuto del País Valenciano. A simple vista puede parecer que los valencianos estamos enfrentados por polémicas biznatinas, como la denominación ("país" o "reino"), el simbolismo (bandera cuatribarrada a secas, o cuatribarrada con franja azul) y la lengua (catalana o valenciana). Pero tras estas cuestiones existen planteamientos específicos de cara al futuro: por un lado, seguir con el sucursalismo centralista, que se apoya en un folklorismo vacío, creado por una desinformación irracional, mientras por el otro lado están los que aspiran a una verdadera recuperación cultural y que no quieren perder sus señas de identidad.Es paradójico y sintomático que a los segundos se les acuse de "catalanistas", cuando son los únicos que han recuperado la cultura valenciana, mientras que los primeros no han hecho más que desvirtuarla a través de una castellanización heredada de la reciente dictadura.

Hay que tener en cuenta que el problema existe en Valencia capital, mientras que el resto ha escapado a estas disputas irracionales, que sólo se pueden defender para medrar políticamente o para seguir enganchados al carro del poder.

En todo este clima de crispación, la postura electoralista de las derechas valencianas, apoyandolas tesis más reaccionarias e incumpliendo los pactos con la izquierda, equivale a una traición all pueblo valenciano y a su cultura,de la que la historia les pedirá res

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