El caso polaco

¿Nos atreveremos a ser honestos alguna vez? ¿Qué sociedad basada en el autoengaño podrá sobre-vivir?Quien no condene hoy enérgicamente los sucesos recientes y aún vigentes de Polonia con hechos concretos -no bastan las apalabras, pero no sería solución la violencia-, nada tiene que aportar al avance moral de nuestra sociedad. Oponernos a la URSS, sociedad basada en el capitalismo de partido -alguna vez habrá que empezar a llamar las cosas por su nombre y no por las autoadjetivaciones-, es un deber y un derecho de todo hombre que sienta la libertad. Todos sabemos que tras las actuaciones del actual Gobierno polaco están las presiones de la URSS; pero ¿qué tienen que decir los bancos occidentales que hoy se inquietan por sus dólares? Seamos honestos; empecemos alguna vez. ¿Qué derecho moral puede esgrimir el Gobierno de Estados Unidos para presionar a la no intervención de la URSS en Polonia cuando mantiene moral y económicamente a las dictaduras latinoamericanas o interviene directamente en la guerra que mantiene el pueblo salvadoreño contra la dictadura de Napoleón Duarte?

Libertad y democracia para Polonia, sí; hay que gritarlo con toda la fuerza de nuestros pulmones; pero también para Latinoamérica./

. Salamanca.