"La entrada de España es una cuestión fundamental"

Alberto Martín Artajo. fallecido el 30 de agosto del pasado año, relevante personaje de los ámbitos católicos nacionales, fue durante doce años (1945-1957) ministro de Asuntos Exteriores. Con él se produjo la apertura de España al exterior tras los años más duros del franquismo. En marzo de 1979, cinco meses antes de su muerte, realizó unas declaraciones sobre la OTAN y la posibilidad del ingreso de España.En su opinión, la OTAN fue creada para frenar las posibles ambiciones de Stalin, que «a finales de los años cuarenta parecían no tener límites, concretamente en lo que se refiere a Europa». La situación de guerra fría que sustituyó al entendimiento de los aliados después de la derrota de las potencias del eje motivó la creación de la Alianza Atlántica y de su réplica soviética. el Pacto de Varsovia, «con las consecuencias de la división del poderío en dos bloques,».

Con respecto al inoreso de España el ex ministro opinaba que la pertenencia o no a la citada organización es una cuestión fundamental para el país, una opción de profunda y compleja trascendencia.

«Por ello, y considerando por una parte que el momento internaciorial no es tan acuciante como para exigir una decisión urgentísima al respecto, y que, por otro lado, la etapa actual de progresiva democratización interna dll sistema político español no sólo permite sino que, además, requiere tener en cuenta la opinión de todos los españoles en asuntos de importancia colectiva (y éste lo es en grado sumo), soy partidario de que se inicie cuanto antes un período de información seria a los ciudadanos sobre lo que es la OTAN, hoy en día, y de que se facilite un amplio debate político acerca de si a España le conviene o no entrar a formar parte de ella».

Martín Artajo opinaba que el período de información debería ser suficiente en cuánto a su duración y a los elementos de juicio, «para que no se convierta en un mero trámite que pretendiese legitimar una posterior decisión del Gobierno, que pudiera resultar, cuando menos. precipitada».

La complejidad del problema obliga a evitar su reducción a un solo aspecto, «como pudiera ser el de la necesaria modernización de nuestro Ejército o, en otro plano, el no enfadar excesivamente a nuestros aliados, los norteamericanos».

Por otra parte, aunque hay que tener muy en cuenta los vigentes pactos bilaterales con Estados Unidos, es preciso poner el acento en que «el entramado en que España se inserte tenga para ella carácter eminentemente defensivo, y no sirva de trampolín para políticas activas que persiguen intereses ajenos (y menos aún contrarios) a los de nuestra patria».