La revista "La Calle", enfrentada a CC OO por el despido de un redactor

No ha habido avenencia entre la dirección de la revista La Calle y el periodista Joaquín Francés, despedido hace varias semanas de esta publicación, en un acto de conciliación celebrado el pasado 29 de abril en el Instituto de Mediación, Arbitraje y Conciliación. Previamente, las partes interesadas habían realizado varios intentos de llegara un acuerdo, al margen de la autoridad laboral (con la mediación de CC OO y de la Unión de Periodistas), sin que lograran conseguirlo.Joaquín Francés recibió su carta de despido el pasado 28 de marzo. Firmado por un apoderado de Cultura y Prensa, SA, editora de La Calle, el escrito argumentaba como razones del despido reiteradas faltas e irregularidades del trabajador en el cumplimiento de su función laboral, recogidas expresamente en los apartados a, b, c, d, y e del artículo 54 del vigente Estatuto de los Trabajadores (texto legal hacia el que se ha mostrado contraria en todo momento la línea informativa y editorial de La Calle: « El patrón, un dictador»; «La UCD verticalista»; Despidos sin contrapartida»; «Un sindicalismo burocrático» ... ).

Inmediatamente después de conocido el despido, Joaquín Francés se puso en contacto con CC OO, central a la que pertenece como afiliado. Y un abogado de oficio de esta central defenderá al periodista ante la Magistratura de Trabajo.

En opinión del trabajador, este despido es la conclusión de un proceso de diez meses, que comenzó precisamente en el momento en que Jaime Sartorius entra en la sociedad como consejero delegado. «Se inicia entonces», dice el señor Francés, «una campaña de descomunistización de La Calle, llegándose a tachar en ella hasta de portavoz del Pacto de Varsovia». «Esto es lo que me hace pensar», asegura, «que no son laborales o profesionales, sino políticos, los motivos del despido». Y el hecho de que hace meses no se le encarguen trabajos como redactor le ha colocado en una situación que, en su opinión, facilitaba esta medida de la empresa.

Según Joaquín Francés, se le ofreció como liquidación e indemnización una cantidad de dinero inferior a la que contempla el propio Estatuto de los Trabajadores, más los atrasos que se le adeudaban,