La noche de los muertos vivientes
HA TRANSCURRIDO casi un mes desde que el Gobierno de Guatemala escribiera una nueva página de brutalidad y de muerte en su sangrienta historia al tomar por asalto la embajada de España en la capital de esa República centroamericana. Como tantos otros sucesos que merecen durante días los titulares de primera página y luego son relegados al olvido, el incidente, con su secuela de muertos, parece ya lejano. Y, lo que resulta también lamentable, Máximo Cajal, el embajador español al que no supieron eliminar junto al campesino que convalecía a su lado en el hospital, ha sido objeto de los viles ataques de esos patriotas de guardarropía que, como el señor Piñar, cambian rápidamente su agreste nacionalismo por un internacionalismo cósmico cuando se trata de respaldar a las dictaduras fascistas de otros países y de lapidar a sus compatriotas demócratas.Tras la honorable defensa que del ex embajador español en Guatemala hizo el ministro de Asuntos Exteriores, nada nuevo se ha sabido sobre la salvaje incursión que obligó a España a romper las relaciones diplomáticas con la dictadura centroamericana. Tampoco el señor Cajal ha sido objeto del homenaje de admiración y de solidaridad que el Gobierno, la carrera diplomática, los parlamentarios y la opinión pública deben a quien supo escribir con el lenguaje de los hechos una lección de valor, decencia y respeto por los derechos humanos que honra a todos los españoles y avala la sinceridad de nuestra acción exterior en favor de las libertades. No nos atrevemos a suponer que Máximo Cajal, incómodo superviviente de la matanza guatemalteca, vaya a ser orillado de la actividad profesional y de la vida pública. Pero existen, sin duda, fuerzas e intereses que con gusto le condenarían a esa noche de los muertos vivientes donde habitan los testigos molestos, los servidores del Estado a quienes el poder utiliza y desecha, y todos quienes sobreponen las convicciones y los principios al medro personal y al carrerismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Lo más visto
- Uno de los promotores de la señal V-16 de tráfico: “Es duro oír el testimonio de víctimas que han sufrido amputaciones al poner los triángulos”
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Cae una organización que enviaba camiones cargados de cocaína desde Marbella hasta varios países europeos
- La policía registra varios domicilios y las oficinas de la ministra francesa Rachida Dati por otro presunto caso de corrupción
- Jornada política del 20 de diciembre de 2025 | El PP suaviza su discurso sobre “pucherazo” en Extremadura y felicita a la Guardia Civil




























































