Pro nacionalidad andaluza

Ahora resulta que, según el texto del punto primero del artículo primero del título preliminar del Estatuto de Carmona, a los andaluces, para conseguir la autonomía, se nos exige un nuevo vasallaje. Y digo nuevo porque esta vez el tributo no es de mano de obra barata, de castañuelas, de emigración, de paro, de infraestructura o de hambre. No, ahora se trata de «palabras». Sí, así de sutil y refinado, pero no por ello menos doloroso. Porque en este país, y no hace tanto tiempo, sabíamos lo que significaba cambiar, tramutar, camuflar, ocultar o permutar una palabra. Muchos pagaron con su vida por eso, sólo por eso, por pronunciar o pintar una sola palabra.Al Estatuto de Carmona le falta su más genuina palabra. Y si no, ¿a qué tanta lucha y discusión por ella?:.. Los vascos y catalanes la consiguieron a alto precio. Algo valdrá.

Habrá quien diga que no es ni político ni siquiera inteligente perder el tiempo en retórica, porque lo importante es el contenido y no el continente. Pero también en este país sabemos el resultado de esa postura política. Siempre acaba rebajando la propia rebaja, dejando el negocio a precio de saldo.

Si a los andaluces nos han quitado ya tantas cosas, ¿por qué no nos dejan, al menos «la palabra»?...

No es propio del pueblo andaluz la mezquindad. Que no vengan los tratantes de feria a quitarle lo que por historia, cultura y hasta idiosincrasia le pertenece, su «nacionalidad».