Una gran mayoría de las propuestas políticas piden la reafirmación del marxismo
Cerca de un centenar de agrupaciones locales del PSOE han presentado ponencias políticas para su debate en el XXVIII Congreso del partido. De ellas, alrededor de noventa piden la reafirmación expresa del marxismo como principio ideológico, junto a los de partido de clase, autogestionario y democrático, que citan también gran número de textos. Quienes pudieran desear que el citado congreso fuera similar al famoso Bad Godesberg probablemente van a sentirse defraudados, al menos en lo que se refiere a los programas.
Precisamente porque la experiencia demuestra que un conjunto de resoluciones radicales no siempre se reflejan en la práctica, los redactores de muchas de esas ponencias han puesto especial cuidado en criticar la «disminución de la democracia interna» y la excesiva libertad de acción existente en materia de pactos. En las ponencias menudean las críticas a la política de consenso, la firma de los pactos de la Moncloa y la adopción de decisiones sin consulta a la base. La confirmación de la identidad del PSOE como un partido claramente de izquierdas opuesto a la derecha (la burguesía, término que reaparece en multitud de textos) y el Intento de incardinar de nuevo al partido «entre las masas», después de la última etapa de desmovilización popular, constituyen preocupación común de buena parte de las propuestas políticas.Otras ponencias no dedican gran atención a estos temas, y en cambió formulan ideas como las del bloque de clases con hegemonía del PSOE que ya veíamos recogido ayer en el documento oficioso de la ejecutiva para la discusión sobre estrategia política -texto que, por cierto, no mencionaba al marxismo por una recomendación del comité federal, en el sentido de diferenciar la parte estratégica de la dogmática o ideológica-. Alguna otra propuesta viene a decir que no habría hecho falta añadir la palabra marxista en el anterior congreso, pero ya que se ha hecho, es mejor que cese la polémica; y sólo una (México) propone la supresión del término. En cuanto al mantenimiento del marxismo, la mayor parte de las ponencias configuran dicho principio como un símbolo progresista o un método de análisis, más que como un dogma político. Un ejemplo podría ser este texto de la agrupación de Vallecas: «El llamarse o no marxista no es para los socialistas españoles un mero cambio de nombre sin más. Lo que nos pide la derecha capitalista no es que abandonemos una denominación porque ya no se lleva. Lo que se nos pide es el abandono de una alternativa política transformadora, de una conciencia revolucionaria inconformista, y de una vocación profunda de cambio social.»
Poner fin a la "desmovilización"
Junto con el marxismo, las reivindicaciones más extendidas son las de considerar al PSOE como un partido de masas, autogestionario y democrático. «Sólo superando la desmovilización de la clase obrera, el partido, recibido el mandato electoral, podrá asumir coherentemente responsabilidad de gobierno. La realidad demuestra que el electoralismo y el parlamentarismo conllevan necesariamente un distanciamiento entre los partidos obreros y sus bases sociales. »
Las cuarenta agrupaciones socialistas de Asturias han adoptado una propuesta común, en la que se dice que «el PSOE se define por un método dialéctico de transición al socialismo que combine la lucha parlamentaria con la movilización popular en todas las formas», y en el que las reivindicaciones y alianzas deben conectarse con «la perspectiva de la revolución socialista». Y agrega: «Una vez aprobada la Constitución, la estrategia del PSOE deberá tender a recuperar la adecuada conjugación entre presión popular y sindical, por un lado, y acción institucional, por otro.»
El PSOE de Canarias propone una fórmula para mantener el marxismo y admitir, al mismo tiempo, a los no marxistas: «El Partido Socialista se integra, por tanto, en una concepción marxista de la evolución histórica, sin perjuicio de que tengan cabida dentro de él las personas que, a través de un sistema propio de pensamiento humanista, estén dispuestas a luchar por la consecución de una sociedad sin clases, por el socialismo». La agrupación de Las Palmas es aún más rotunda sobre la orientación futura del partido: «El PSOE debe abandonar la política de alianzas con la burguesía, ofreciendo, como primer partido de la clase trabajadora, una orientación y un cauce a las movilizaciones obreras contra los continuos ataques del gran capital.»
Ciertas propuestas catalanas hacen gran hincapié en la obligatoriedad de la democracia interna; así, se lee en la de Barcelona que «se reconoce como tarea necesaria, prioritaria y de suma importancia en las circunstancias actuales la normalización e intensificación de la vida y de las relaciones democráticas en el interior de los distintos órganos del PSOE», de forma que «las actuaciones de los militantes en la vida social y en los cargos públicos o de representación socialista se orientarán hacia la exigencia y defensa de los procedimientos democráticos».
En fin, la agrupación granadina de Fuentevaqueros declara «antagónicos e incompatibles» los intereses de la burguesía y el proletariado, como ejemplo del espíritu que anima ciertas ponencias.
Vuelta a las bases
Las distintas agrupaciones de Madrid han enviado propuestas de distinto carácter. Además de la mención anteriormente hecha, cabe citar la de la agrupación de Chamberí -ya publicada por EL PAIS en líneas generales, puesto que es la conocida ponencia de Francisco Bustelo-, donde se destaca la necesidad de profundizar la democracia interna e incluso permitir la eventual formación de tendencias, dentro de la normal disciplina partidaria. Como objetivos para el próximo bienio marca los de consolidar definitivamente la democracia, desarrollar las comunidades autónomas, superar en lo posible la crisis económica y gestionar la integración en Europa, acompañado -en el aspecto interno- de la formación continua de los propios militantes y de la clase trabajadora en general, así como de supervisar la línea del partido.
En un texto que comparten varias agrupaciones, se contiene un diagnóstico sobre las experiencias de los distintos partidos socialistas europeos. Citamos textualmente el de la agrupación de Ciudad Lineal: «Cuando los partidos socialistas se comprometen y gobiernan con los partidos de derechas, pierden la credibilidad de la clase trabajadora y dejan de ser un instrumento válido para la misma; cuando un partido socialista se integra en el sistema capitalista, queda reducido a un mero gestor de los intereses de la burguesía; cuando el partido es de cuadros y no de masas, resulta incapaz de resistir a las presiones de las fuerzas del capital.» Y también afirma que el PSOE «no tendría posibilidad de llevar a cabo el proyecto socialista, si se configurara como un partido en el que las decisiones y participaciones políticas quedan sitemáticamente encomendadas a minorías burocráticas, técnicas o de cuadros, separadas las bases de clase de la toma de tales decisiones y participaciones. »
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