Urbanismo y cuento de la lechera

¡Ojalá no sea así!, claro. Me estoy refiriendo al informe publicado por su periódico el pasado día 8 en relación con las estaciones Renfe, y al comentario favorable del señor alcalde. Fui testigo de algo que me gustaría contárselo al señor Alvarez.Hace de esto unos diez años.

Un grupo de arquitectos se desplaza a Segovia, entre otras cosas, a conocer in situ una obra de arquitectura industrial del malogrado y bueno de Curro Inza. Hay también una sesión en la Diputación de la que soy testigo; altos cargos provinciales y, por supuesto, el grupo de técnicos en urbanismo del Ayuntamiento. Allí se dice todo lo que se tiene que decir sobre teorías y problemas técnicos referidos directamente a lo que se ha hecho y se planea hacer con Segovia. Se dicen cosas muy claras y muy duras en cuanto a volúmenes, densidades, caracteriología de un hábitat y sus habitantes, etcétera.

Esa confrontación entre técn cos-humanistas y Administración local segoviana, señor Alvarez, ha sido una de las piedras angulares sobre las que se ha basamentado el hecho de que Segovia haya podido ser considerada por el Consejo de Europa como ciudad modelo. Donde los nativos y foráneos respiramos un modo peculiar de vivir.

Los que respetarnos los hábitat, aunque sólo sea a título vivencialista, no de técnicos, le sugeriríamos a usted, señor alcalde de Madrid, y a su Corporación, que hiciese algo parecido a lo que se hizo en Segovia. Usted conoce a hombres que son algo más que maestros albañiles cualificados, es decir, que son arquitectos humanistas. Sería un modo de sentar una buena y realista base para que, por ejemplo, el plan de remodelación de los señores Baldeweg, Fernández Alba y Bellosillo no quedase como un bonito cuento de la lechera, como tantos han sido. Pagando las consecuencias siempre los mismos, y día a día.