Descubrimiento del lector

Una preocupación básica orienta los estudios reunidos en este libro: la busca de ese otro lado de la literatura, el que está a esta parte del espejo: el lector.Investigación interesante e iluminada pero de difícil realización, porque la necesidad de datos se sustituye fácilmente por la necesiclad de operar con sombras, de tratar de apresar referencias que el tiempo y la ausencia de huellas materiales ha puesto fuera del alcance del investigador.

Es evidente que el lector forma parte del hecho literario y que sería interesante tenerle en cuenta para sulorar debidamente un texto. Lo clue en la dramática nos parece objeto no deja de existir en la obra lírica o narrativa, escritas para ser apreciadas en la comunicación directa entre escritor y autor.

¿Dónde buscar aquellos lectores de los comienzos de nuestra literatura y aun de los tiempos renacentistas? Maxime Chevalier acude a los índices de biblioteca, a los documentos testamentarios, los registros de envíos a Indias y cualquier otro lugar donde quede huella de la presencia de una biblioteca.

Los resultados son de alto valor para la sociollogía o la,historia de la cultura. En un país donde el número de los que saben leer es pequeño, es importante conocer también qué clases sociales son las que leen. No las más altas, sino las intermedias, universitarios o burocráticas, más la naciente burguesía que la nobleza, junto al común, población labriega en su mayor parte, cerrado en el analfabetismo y más aún con este carácter de huidiza información Maxime Chevalier recoge resultados.

De hecho su estudio, más que una obra concluida del autor advierte constantemente su condición de la apertura de caminos que apenas empieza a recorrer), es la sugerencia de un tema y unos métodos, que aplica en los capítulos en que estudia el público de las novelas de caballerías,

Creemos que hay un aspecto que se ha escapado a su estudio quizá por ser una sombra menos asible aún que el grueso de su tema: el de la lectura en alta voz, el «oír de leer» a que se refiere Cervantes en la titulación de algún capítulo de las andanzas del Ingenioso Caballero.