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La rocambolesca travesía de Gerard López por el fútbol europeo: encumbró al Lille, pero descendió al Girondins y ahora al Boavista

El club, un histórico de Portugal que bajó esta temporada a Segunda, se ve relegado a la Quinta División por la mala gestión del español y es investigado por presuntos delitos económicos

Gerard López entre el futbolista José Fonte y el entrenador Christophe Galtier en un amistoso entre el Everton y el Lille en 2018.
J. M. Benítez

El pasado mayo, el Boavista, club histórico de Portugal con 122 años de historia, descendió a Segunda División como colista con 24 puntos. Su calvario solo acababa de empezar. El club arrastra una gran deuda económica y por ello no solo no ha podido inscribirse en la segunda categoría del fútbol portugués, sino que tampoco lo ha podido hacer ni en Tercera ni en Cuarta División. El único equipo que, junto al Belenenses, ha roto con la hegemonía de los tres grandes de Portugal (Oporto, Benfica y Sporting) en el campeonato liguero —consiguió alzar el título en 2001— ahora se ve relegado al fútbol amateur por una mala gestión administrativa, la del empresario español Gerard López.

En octubre de 2020, la directiva del Boavista aprobó la entrada como accionista mayoritario del grupo inversor Mangrove Capital Partners, propiedad de Gerard López, nacido en Luxemburgo e hijo de emigrantes gallegos. En aquel 2020, López, que había sido antes el presidente del equipo Lotus de la Fórmula 1, era también propietario del Royal Excel Mouscron belga, club que desaparecería dos años después con él al mando. El español también fue propietario del Lille, equipo con el que sí triunfó, aunque no llegó a abonar su deuda completa de 225 millones de euros: le llevó a ganar la Ligue 1 en 2021, pero vendió el club a un fondo con sede en Luxemburgo que se hizo cargo de una deuda de 123 millones. En 2021 realizó una nueva compra en Burdeos para hacerse con el Girondins, también francés. El club se encontraba inmerso en problemas económicos previamente, pero López no pudo reflotarlo y el año pasado acabó cayendo a la Cuarta División.

La situación del Boavista desde hace tres años ha sido delicadísima. El club solo podía inscribir nuevos jugadores que procedían de la cantera al haber recibido una sanción de cinco ventanas de fichajes por parte de la FIFA por “irregularidades financieras”. El pasado enero, cumplió con la sanción al terminar el mercado invernal y se puso manos a la obra para buscar futbolistas sin contrato. La entidad blanquinegra firmó nueve jugadores, algunos conocidos como Tomas Vaclik, quien fuera portero del Sevilla, o Kurzawa, exlateral del PSG. En abril llegó el entrenador Stuart Baxter para reconducir la situación de un equipo prácticamente descendido. Ganó el partido de su debut y en una rueda de prensa días después afirmó que se encontró con “jugadores con poca confianza que necesitaban una razón para creer”. Y añadió: “Jugar con un cuchillo en la garganta no es fácil”. Pese a estas incorporaciones, el equipo no logró la salvación.

Las deudas del club siguieron acumulándose durante la temporada y en abril la entidad sufrió cortes de luz en su estadio por retrasarse en los pagos. El equipo tuvo que trasladarse a Esmoriz, a más de 25 km de Oporto, para entrenar.

Tras anunciar la semana pasada que no podrían inscribirse en el fútbol profesional, este martes la Policía Judicial portuguesa registró las instalaciones de la entidad, que se encuentra en proceso de insolvencia, por presuntos delitos económicos durante las temporadas 2022-2023 y 2023-2024. “Las búsquedas y la recopilación de pruebas documentales permitieron verificar transacciones bancarias sospechosas durante los períodos en cuestión, identificándose numerosas transferencias de grandes sumas. Existen indicios de que las cuentas bancarias investigadas podrían estar utilizándose para ocultar flujos financieros, así como para pagos y cobros en nombre de Boavista SAD”, informó el club a través de un comunicado ese mismo día. Y prosiguió: “La Junta Directiva expresa su total serenidad respecto a los procedimientos en cuestión y reafirma su plena disposición a cooperar con transparencia, responsabilidad y espíritu institucional. Cabe señalar que Boavista no ha sido nombrado como demandado, pero es la presunta parte perjudicada”.

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Sobre la firma

J. M. Benítez
Licenciado en Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla (2018-2022). Actualmente cursa el máster de Periodismo UAM - EL PAÍS en la sección de Deportes.
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