La FIFA castiga al arbitraje español

Metidos en el día a día (partido a partido) de las emociones futbolísticas, creo que ha pasado de largo un hecho que deja en muy mal lugar a nuestro arbitraje. La FIFA anunció el pasado lunes los nombres de los 35 árbitros de campo y 24 de VAR elegidos para el ya próximo Mundial de Clubes, y en el primer grupo no hay ningún español. Entre los 35 van once europeos (un Mundial exige presencia de todas las confederaciones) y entre ellos no ha tenido cabida ninguno de los nuestros. Sí hay, al menos, dos entre los 24 del VAR, Del Cerro Grande y Hernández Hernández. Un consuelo menor para nuestro desdichado arbitraje.

La noticia viene en mal momento. Con el ominoso fantasma del impune conchabeo Barça-Negreira en los tiempos no lejanos en que arbitraban los que ahora dirigen el CTA, con todas las aficiones haciendo recuento de perjuicios en este fin de temporada (los beneficios no los computa nadie) y con el Madrid saboteando, este desdén de la FIFA echa sal en la herida. Contribuye al descrédito de nuestro arbitraje, que queda a los pies de los caballos frente a quienes repiten una y otra vez que son muy malos. España, recordémoslo, tiene dos equipos, Madrid y Atlético, entre los 32 participantes, pero ningún árbitro entre los 35 elegidos. ¿Son tan malos?

Hay explicaciones varias. Una, que nos conviene, tiene una cierta carga maliciosa. El capo di tutti capi de la cosa arbitral en la FIFA es Collina; su homólogo en la UEFA es Rosetti. Ambos son italianos y se llevan como cardenales aspirantes al papado en la curia vaticana. Rosetti está en la operación de lanzar nuevos árbitros italianos en la Champions, y Collina le estaría viendo algo así como una gallina clueca que busca fortalecerse con el agradecimiento de la nueva generación; por eso habría decidido que no hubiera ningún italiano en este Mundial, salvo uno en el VAR. Resulta que el brazo derecho de Rosetti es el español Velasco Carballo, así que para no significar tanto a Italia como el único país de gran fútbol sin árbitro habría decidido dejar fuera también a los españoles.

Otra explicación menos maliciosa sería que nuestros dos abanderados, Gil Manzano y Sánchez Martínez, no andan en su mejor momento, lo que habría inducido a Collina a descartarles, con lo que de paso arroparía la decisión respecto a Italia, que tendría la misma base: no ve ningún árbitro en verdaderas condiciones. Se hace raro, en todo caso. Tanto los árbitros españoles como los italianos están placeados en ambientes difíciles por la condición pasional de sus campeonatos y la enorme importancia del fútbol en ambos países. Y, sin embargo, no hay ninguno, mientras vemos entre los seleccionados europeos, no digo ya de los de otros países (hay incluso un neozelandés), representantes de campeonatos que uno se imagina más facilongos para arbitrar, léase Suecia, Noruega, Eslovenia, Polonia… Respecto al estado de forma, confieso no poder estar tan al tanto como Collina del asunto, pero el miércoles pudimos ver en el Bernabéu el arbitraje en collera de los franceses Letexier y Brisard y el descalzaperros que organizaron con los penaltis. Bueno, pues resulta que ambos estarán en el Mundial, y en el mismo papel en que se lucieron aquí: Letexier sobre el campo y Brisard en la sala brumosa.

En fin, es lo que hay. Otro revés para nuestro arbitraje, cuyo presidente del CTA, Medina Cantalejo, queda desairado como representante de un colectivo al que la FIFA coloca por debajo del nivel del fútbol al que representa. Ni siquiera ha tenido capacidad o poder para invocar un poco de árnica en estos tiempos difíciles.