El fútbol español no sabe despedir a sus leyendas: de Verónica Boquete a Jenni Hermoso
La máxima goleadora en la historia de la selección femenina no estará en la Eurocopa que empieza este miércoles en Suiza: la seleccionadora Tomé dejó de llamarla en pleno ‘boom’ del juicio a Rubiales. Su adiós recuerda al de la gallega

“Falta Jenni Hermoso, falta Jenni Hermoso”, coreaba un pequeño sector de la grada de Butarque, muy ruidoso, al descanso del partido entre la selección española femenina de fútbol y la japonesa celebrado el pasado viernes con victoria para las campeonas del mundo (3-1) y previo al inicio este miércoles de la Eurocopa. Se lo gritaban a Montse Tomé, seleccionadora nacional, cuando encaraba el túnel de vestuarios. La asturiana bajaba la mirada, impasible, y seguía su camino.
El 25 de octubre de 2024, Jenni Hermoso disputó el que presumiblemente sería su último partido con la selección. Entró al campo por María Méndez y jugó el último cuarto de hora. Nadie sabía que podría estar viendo los últimos minutos de la máxima goleadora de la historia de la selección: 57 goles en 123 partidos.
El último partido de Verónica Boquete con España fue el 1 de marzo de 2017, en la Copa Algarve (Portugal), contra Japón. La selección ganó por 1 2 y la gallega saltó al campo en el minuto 65, en sustitución de Sonia Bermúdez. Nadie sabía que podría estar viendo los últimos minutos con su país de la primera futbolista en poner a España en el mapa de las competiciones femeninas de fútbol.
Por diferentes motivos, pero con similitudes en el camino, ambas abandonaron la selección por la puerta de atrás. Ahora, ocho años después, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha retomado el contacto con Verónica Boquete mientras Jenni Hermoso ha dejado der ser convocada. Poco a poco, los aficionados al fútbol, y ella misma, fueron asumiendo la desaparición de la 10 de la selección. Pero un adiós que podría haber sido progresivo, como ocurre con tantos deportistas que van quemando etapas, ha acabado abriendo una herida. Otra.
El adiós de Hermoso se ha intentado explicar con diversos argumentos. Tras el Mundial, Montsé Tomé renunció a convocarla “para protegerla” del aluvión mediático en el que se vio envuelta tras el caso Rubiales —la delantera recibió un beso en la boca del presidente de la RFEF cuando recogía su medalla como campeona del mundo en Sídney—. Cuando volvió, ya nada era igual. Su protagonismo en la selección se redujo y la madrileña acabó desapareciendo de los planes del combinado nacional. Montse Tomé argumentó “motivos deportivos” para tomar la decisión de dejarla fuera después de los Juegos y en pleno boom por el juicio a Luis Rubiales —acabó condenado por agresión sexual a Hermoso—; además, la seleccionadora enviaba un mensaje que llevaba su nombre: “Tengo claro lo que me gusta de las jugadoras dentro y fuera del campo, lo que me gusta ver, ese compañerismo, ese saber estar”. La Cadena Ser desveló que a Tomé no le había gustado el comportamiento de Hermoso como suplente en los Juegos de París 2024.
La figura de la madrileña se metió de forma tan brusca en la conversación pública que todo el mundo ha opinado sobre lo que parece ser su salida definitiva de la selección a los 35 años. Porque es imposible excluir del argumentario el caso Rubiales.
La RFEF intenta hacer las paces con Verónica Boquete
Cuando el fútbol jugado por una mujer tenía una presencia mediática y social casi residual, Verónica Boquete lo puso en el mapa. Primero, se echó la mochila a la espalda y consiguió el sueño más improbable: vivir del fútbol. Viajó a Estados Unidos, Rusia, Suecia, Alemania, Francia, China e Italia. Fue la primera futbolista española en ganar una Champions: con el Frankfurt, en 2015. Era una 10 de las de toda la vida, con clase y una visión privilegiada del fútbol. Lo segundo que hizo fue pararle los pies a Ignacio Quereda, el segundo entrenador en la historia de la selección. Lideró las protestas contra él después del esperpento de Canadá, el primer Mundial femenino en la historia del fútbol español: España cayó en fase de grupos y se destaparon las miserias y condiciones en que se entrenaban las jugadoras.
A Boquete le costó caro: no volvió a la selección. Nunca la volvieron a llamar. Lejos de arrugarse, con los años se ha convertido en una de las voces más autorizadas y más valientes para hablar de las tropelías que durante décadas han sufrido las futbolistas españolas.
Ahora, la Federación intenta hacer las paces con ella. El 8 de abril, cuando España jugó contra Portugal en Balaídos, Rafael Louzán, el presidente de la RFEF, se reunió con ella y le entregó una camiseta de la selección con su nombre y el dorsal nueve. A los pocos meses, tuvieron otro gesto haciéndola partícipe del vídeo en el que Montse Tomé desvelaba la lista de convocadas para la Eurocopa. El vídeo empieza recordando el gol de la internacional gallega ante Escocia en 2012 que dio el billete a España para la Eurocopa de 2013.
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