-
1º
-
2º
-
3º
Vingegaard sentencia la Vuelta a España en otra jornada marcada por Gaza
A falta de la última etapa, el danés vence una ronda marcada por las protestas en favor de Palestina, como la peligrosa sentada de este sábado en Becerril de la Sierra


Era un día tranquilo, con manifestaciones pacíficas y bengalas de fondo, protestas y colorido. O eso parecía. Porque en Becerril de la Sierra, a 17,5 kilómetros de meta y antes de ascender la última montaña de la Vuelta, la Bola del Mundo, que coronó a Vingegaard como ganador virtual de la prueba, decenas de activistas en favor de Palestina y contra el genocidio israelí en la franja de Gaza, el foco en el equipo Israel-Premier Tech, ataviados con las banderas palestinas y kufiyas (el pañuelo emblemático de Oriente Próximo), decidieron sentarse en el medio de la carretera después de que pasara Mikel Landa y sus compinches de fuga (Ciccone, Bernal, Armirail y Van der Lee). “Han saltado de repente, pero me ha dado tiempo a pasar”, explicó Landa; “no sé qué habrá pasado detrás”. Y lo que pasó fue una sentada que acabó mal.

La policía trató de evacuar a los activistas por las buenas. Pero, viendo que no surtía efecto y que quedaba poco tiempo para que llegara el grueso del pelotón, lo hicieron por las malas, toda vez que impedían el paso de los corredores. Se dio entonces un enredo morrocotudo porque primero pasaron otros fugados a duras penas, serpenteando a los manifestantes y cuerpos de seguridad, y, cuando llegó el pelotón, eso ya era una batalla campal: los policías deteniendo a los manifestantes con intercambio de golpes; los activistas que se zafaron increpando y obligando a algún ciclista a bajarse de la bici; y los corredores, consternados, pasando entre insultos y protestas como buenamente podían. Un guirigay bien peligroso para los ciclistas, que de caerse podrían romperse los huesos. No pasó, pero faltó poco. Suficiente para evidenciar que no todas las protestas han sido igual de pacíficas y que la policía no puede salvaguardar íntegramente la seguridad del pelotón porque es un estadio de cientos de kilómetros.
Y eso que el día comenzó con calma chicha por las calles de Robledo de Chavela, atestadas de curiosos que querían ver a los ciclistas y sus bicicletas que valen oro, también ansiosos por sacarse fotos con los protagonistas, quizá suertudos al llevarse el botellín de turno de regalo. Pero, de repente, todos sacaron los móviles y empezaron a grabar a la carretera. No era Vingegaard ni Almeida sobre la cabra, tampoco una manifestación, sino que era una riada interminable de motocicletas de la Guardia Civil, un poderoso desfile de rugidos a dos ruedas. “Nuca habíamos estado tan seguros”, bromeaban unos chavales. A su lado sonreían los cuerpos de seguridad, tranquilos a más no poder. Uno lamentaba que se le hubiera manchado una bota de barro; otro se miraba en un espejo como si fuera a pasar revista; y un tercero abrazaba a unos conocidos.
Aunque todos estaban en alerta, pues a pocos metros de la salida se congregaba una manifestación de activistas, el aderezo particular de esta Vuelta, tan vistoso como protagonista. A falta de la última jornada, se han reducido ya dos etapas de la edición para proteger a los corredores. Y ocurrió algo similar este sábado. Ya en carrera y al galope, a la altura de Cercedilla, la organización tuvo que hacer un pequeño recorte para evitar una concentración propalestina masiva. Nada grave, pero sí un sobresalto para un pelotón que está de los nervios, al punto de que advirtieron que, como sucedieran más incidentes que pusieran en riesgo su salud, echarían el pie al suelo. Pero la amenaza no se cumplió porque con el altercado en Becerril de la Sierra nada cambió, más allá de que se armó la gorda, una manifestación que se salió de madre.









“Esto es una mierda. No podemos competir con normalidad”, se lamentaba amargamente un director deportivo que, como todos y en el reinado de la omertá establecido para no estar en el ojo del huracán como le sucedió a Carlos Verona (Lidl-Trek) cuando dio su opinión y pidió “separar política y deporte”, prefirió guardar el anonimato. “El problema es que no se hace nada al respecto, pues un amigo de la Ertzaintza que actuó en Bilbao me explicó que no podían cargar, que solo debían contener. Y eso no conlleva castigos, por lo que parece que se fomenten estos actos”, prosiguió; “y todos estamos a favor de lo que protestan, pero una reducida parte sí que es violenta y pone el miedo en el cuerpo al pelotón”. Otro director que pasaba para saludar a su homólogo, se sumó al debate, e hizo referencia a la participación del Israel-Premier Tech, el equipo en la diana: “Creemos que en invierno pasará algo, pues es complicado que el equipo siga con el mismo nombre. O se va el propietario [Sylvan Adams, sionista y amigo del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu] o recula porque esto no es sano”. Pero, de momento, Adams sigue a lo suyo. Como también lo hizo la carrera, con una sentada que complicó el paso del pelotón con todo en juego en la ascensión de la Bola del Mundo.
😍 Take a look at the stage 2⃣0⃣ standings:
— La Vuelta (@lavuelta) September 13, 2025
¡Estas son las clasificaciones de la etapa 2⃣0⃣!#LaVuelta25 pic.twitter.com/gfQznywS22
“Es hoy o es hoy. La obligación es intentarlo”, soltaba uno del staff del UAE tras el meeting del equipo en el autocar, en referencia a los 44 segundos que separaban a Almeida de Vingegaard. De fondo, las palabras del mánager del equipo, Joxean Matxin, para el portugués: “Haz lo mejor que sabes hacer, sufrir y ganar”. Al otro lado de la red, el danés repetía que era un día para defenderse y retener el maillot rojo, que ya atacará si eso si es para ganar la etapa. Todo se reducía a la pared de la Bola del Mundo, 12,3 kilómetros con una pendiente media de 8,6% y rampas de hasta el 20%. Y cumplieron su palabra, pues Almeida trató de poner ritmo en la ascensión pero no tenía suficiente fuelle, del mismo modo que Vingegaard reventó a todos a falta de tres kilómetros, de pie sobre la bici, pedaladas de fuego, hasta luego Lucas. Y con eso le alcanzó para ganar la etapa y la Vuelta, seguido de Almeida y Pidcock, los otros dos corredores que completarán el podio.
Ya solo queda una etapa por Madrid, baladí en lo deportivo pero capital en lo social y político, pues se ha organizado el mayor dispositivo policial desde la celebración de la Cumbre de la OTAN en 2022. “Hay un pequeño cambio en el recorrido del último día; se elimina el paso por Aravaca, lo que reduce la etapa en cinco kilómetros”, explicaron a media mañana desde la organización. “No es por una cuestión de seguridad, sino que es por un patrocinio que teníamos acordado y que al final no se hará”, resolvía Kiko García, el director técnico de la Vuelta.
La Policía Nacional desplegará 1.100 agentes, la Guardia Civil 400 y la Policía Municipal de Madrid 800 más para el tramo que discurre por la capital, que se sumarán al dispositivo que acompaña a la prueba de forma regular. Por lo que salen a más de 10 policías por corredor. “Esperemos que no pase nada”, resuelven los directores de equipo, que, dicen, es un día casi para estar más atento a las aceras y cunetas que al asfalto. Precedentes hay, como en Bilbao y Castro de Herville, donde se acortaron las etapas para evitar los disturbios. O como sucedió antes del ascenso a la Bola del Mundo. Altercados que destiñen la carrera, pero en ningún caso el triunfo de Vingegaard.
pos ciclista | Equipo | Tiempo |
---|---|---|
1
|
TVL | 3h:56:23 |
2
|
TVL | +00:11 |
3
|
RBH | +00:13 |
4
|
Q36 | +00:18 |
5
|
UAD | +00:22 |
6
|
IPT | +00:24 |
7
|
UAD | +00:47 |
8
|
LTK | +01:11 |
9
|
SOQ | +01:22 |
10
|
TBV | +01:30 |
pos ciclista | Equipo | Tiempo |
---|---|---|
1
|
TVL | 72h:53:57 |
2
|
UAD | +01:16 |
3
|
Q36 | +03:11 |
4
|
RBH | +03:41 |
5
|
IPT | +05:55 |
6
|
RBH | +07:23 |
7
|
TVL | +07:45 |
8
|
DAT | +07:50 |
9
|
TBV | +09:48 |
10
|
TVL | +12:16 |
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
