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Turquía se agiganta ante Grecia y jugará la final del Eurobasket contra Alemania

La selección de Ataman rebaja a Giannis Antetokounmpo con una gran actuación coral y el acierto de sus pívots Sengün y Osmani (68-94)

Sengün lanza ante Giannis Antetokounmpo.
Juan Morenilla

Un equipazo llamado Turquía despidió a la tercera gran estrella del Eurobasket. Fuera de juego Jokic y Doncic, esta vez fue Antetokounmpo quien perdió de vista el sueño del oro. Al menos el fenómeno de Grecia luchará por el bronce contra Finlandia mientras Turquía y Alemania se batirán este domingo por la gloria. El conjunto de Ataman venció a los hombres de Spanoulis con una superioridad inesperada y una versión estelar de sus pívots Sengün (15 puntos, 12 rebotes y 6 asistencias) y Osmani (28 puntos y 6 rebotes). Antetokounmpo encalló en 12 puntos, 12 rebotes y 5 asistencias.

Una rareza anticipaba la dirección del encuentro. El dios Anteto falló sus dos primeros tiros y Turquía mordió con un 0-7 hasta que Dorsey, a los dos minutos y medio, festejó un triple para romper la sequía. Larkin controlaba el ritmo para la tropa de Ataman mientras Osmani enlazaba uno, dos, tres triples seguidos. Grecia solo daba señales con una estampida de Anteto en una de las pocas ocasiones en que adivinó una autopista hacia el aro y echó al frente su compachón. El conjunto de Spanoulis andaba tieso, sin buenas posiciones de tiro y tan descolocado que hasta el maestro Sloukas perdía la posesión. El técnico agitó el banquillo en busca de una reacción frente una Turquía más coral que ni siquiera necesitaba todavía al mejor Sengün (16-26).

Las grandes estrellas estaban por aparecer en Riga. El plan B de Grecia es su ejército de tiradores, tipos como Kalaitzakis, capaces de producir sin que ese acierto sea hijo del juego. Turquía esperaba a Sengün, extrañamente perdido frente al tablero. El genial pívot de los Houston Rockets era el rey del rebote pero falló sus ocho primeros lanzamientos de campo, un expediente X. El choque de trenes frente a Antetokounmpo era digno de la NBA. Un reverso de Giannis para lanzar cayendo hacia atrás encontró respuesta en la calidad para el pase interior de la figura turca. El conjunto rojo movía mejor el balón, por dentro y por fuera, sin dependencia de un hombre, más agresivo en la recuperación y certero desde el perímetro. El arreón (24-43) era tal que Spanoulis tuvo que parar la tormenta y reordenar las ideas en la pizarra. Las continuas pérdidas de Grecia condenaban cualquier posibilidad de competir en un escenario como una semifinal europea. El tapón de Sengün agigantándose ante el vuelo de Antetokounmpo (solo cuatro puntos en la primera parte) era un reflejo de la gran diferencia de revoluciones antes de que llegara el descanso con la balanza muy decantada (31-49).

Y Sengün despertó frente a la red. Su partido ya era de nota por todo lo que aportaba a su equipo en el rebote y en el pase. Cuando comenzó a sumar puntos, la diferencia con Grecia se agrandó a favor de su selección. El ejército de Ataman había congelado a Antetokounmpo en su tarea defensiva mientras en ataque Osmani permanecía en trance. Spanoulis meneaba la cabeza, desesperado todavía más cuando Thanasis confundió la brega con los empujones más evidentes para los árbitros. Una técnica a Papanikolaou y una antideportiva a Kostas Antetokounmpo simbolizaban la frustración griega y allanaban el terreno para Turquía (51-72).

Ataman no se casa con nadie. El seleccionador turco pidió falta antideportiva para Sloukas, su pupilo en el Panathinaikos. No hay amigos cuando en juego está una final del Eurobasket. Ataman se salió con la suya, como tantas otras veces. La defensa helena no estaba a la altura de lo que demandaba una remontada por más resistencia que ofreciera Anteto. Larkin manejaba el reloj para lanzar a Turquía a la final contra Alemania. Sin Jokic, sin Doncic, sin Antetokounmpo, será un duelo entre dos equipos con mayúsculas.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.
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