J.J. Spaun conquista un loco US Open y Jon Rahm es séptimo

A la recámara le queda un cartucho. Será en el Open Británico, del 17 al 20 de julio en Royal Portrush, cuando Jon Rahm queme la última oportunidad de ganar un grande esta temporada. Las tres opciones anteriores se han esfumado. El vasco se apuntó un 14º puesto en el Masters de Augusta que conquistó Rory McIlroy, terminó octavo en el Campeonato de la PGA en el que peleó hasta los últimos nueve hoyos con el número uno mundial, Scottie Scheffler, y en el US Open que se cerró este domingo firmó un gran remate final para ser séptimo con +4, a cinco golpes del ganador, el estadounidense J.J. Spaun, el único jugador que bajó del par en el endemoniado Oakmont (-1). El campo se ha completado a una media de 74,1 golpes, una auténtica salvajada en un par 70 con los mejores golfistas del planeta.

En una última jornada propia del ejercicio de supervivencia que ha sido este US Open, con un parón de más de hora y media por la lluvia, Spaun ató el primer grande de su modesta carrera a los 34 años con dos birdies en los dos últimos hoyos, el del 18 con un putt de casi 20 metros que fue la firma de su increíble victoria y remontada: había arrancado con cinco bogeys en los seis primeros hoyos. Robert MacIntyre acabó con +1, Viktor Hovland con +2, Cameron Young, Tyrrell Hatton y Carlos Ortiz con +3, y Rahm, Scottie Scheffler y Sam Burns, hundido en los últimos hoyos, con +4. El desenlace estuvo a la altura de un US Open de infarto por la dureza del recorrido y los continuos cambios, subidas y bajadas en la clasificación.

Fue la culminación de la resurrección deportiva de Spaun, un jugador que llegó a perder la tarjeta del circuito americano en 2021 después de ser diagnosticado con diabetes y entrar en una espiral de pérdida de peso y de salud física mental que le hizo bajar del puesto 500 del ránking mundial. Su única victoria relevante hasta ahora era el Valero Texas Open de 2022. “Por mal que fueran las cosas, traté de comprometerme con cada golpe, cavar hondo. Lo he estado haciendo toda mi vida. Afortunadamente el viento sopló a mi favor. Crecí viendo golf, pero no estaba predestinado a ser profesional. Simplemente seguí mi camino, paso a paso, y aquí estoy ahora con este trofeo del US Open“, dijo Spaun con la copa en la mano.

Rahm escaló hasta el grupo de los 10 mejores con una secuencia de birdie, birdie, birdie en los tres últimos hoyos para un -3 en el día, su mejor ronda de la semana, y ese +4 en la general. El vasco se había guardado el confeti para el fin de fiesta: un putt embocado desde 14 metros en el hoyo 16, una sacada de rough que toca el palo de la bandera en el 17 y un dardo desde la calle del 18 para dejarla a punto de caramelo. El español no pudo menos que sonreír. Cuatro días sufriendo la tiranía de Oakmont para que ya en la línea de meta el campo aflojara la soga.

“Es una locura. No siento que haya jugado tan diferente a los otros días. He estado muy bien desde el tee, la he puesto en calle y los putts de larga distancia los he dejado dados”, analizó Rahm. El broche en el US Open refuerza su convencimiento de que los ajustes en el swing se encaminan hacia su mejor juego y de que algo bueno “está por venir” más allá de coleccionar top ten en la Liga saudí a los que él mismo concede un valor relativo.

La última parada del Grand Slam será el Open Británico, una semana después del torneo de LIV en el campo de Valderrama en el que Rahm será la gran atracción junto a Sergio García, vencedor el curso pasado en el trazado andaluz. Y en septiembre, la Ryder Cup, la gran cita entre Europa y EEUU en un escenario especial, el campo de Bethpage en Nueva York, donde se espera un ambiente eléctrico. El vasco apunta a pieza capital en el equipo europeo para resistir la embestida.

Clasificación del US Open.