En busca del alivio de Minsk

33 días después de que el nuevo San Mamés luciera en sus paredes la foto de la primera gesta (la eliminatoria de Liga de Campeones ante el Nápoles), la colección se ha estancado. Una victoria, dos empates (sumándole el cosechado ante el Shakhtar) y cuatro derrotas en los siete partidos siguientes. Lo que da un total de 4 puntos de 18 posibles. Como para no estar con la mosca detrás de la oreja. "Estamos espesos, pero somos el mismo equipo que hace un mes", dijo Ernesto Valverde tras el partido ante el Eibar, que terminó 0-0, y que supone el tercer partido en el que los locales se quedan sin marcar ante su público (0-1 ante el Granada y 0-0 ante el Shakhtar).

La estadística refleja que el Athletic de esta temporada tiene el balón, sabe circularlo, pero no lo dirige hacia la portería rival. De los 59 remates que acumula en Liga, 23 han ido hacia la portería rival, y sólo cuatro han terminado en gol. Curiosamente también ha recibido 59 disparos en contra, mientras que son seis los que han terminado en gol, con 15 paradas de Iraizoz mediante. Una de las señas de identidad de los rojiblancos sigue siendo su uso continuado del centro al área para tratar de conseguir el gol. Ya son 149 las veces que el balón ha volado desde las bandas, lo que coloca al Athletic como el 5ª equipo más centrador de la Liga (la temporada pasada termino como líder en este apartado). Con una media de posesión de balón de 27 minutos por partido (167 en total), ha completado un total de 3.360 pases, siendo 2.601 los que encontraron a su destinatario. Es por detrás de Barcelona y Real Madrid, el equipo que más entregas acumula con una media de 560 por encuentro.

Los bilbaínos han disparado 23 veces a portería y sólo han marcado en cuatro goles ocasiones

¿Qué falla entonces si los números tampoco resultan tan desoladores? El mal juego del Athletic encuentra su explicación en la incapacidad para encontrar un pasador definitivo en el centro del campo. Si bien Iturraspe y Mikel Rico se ocupan de la parcela defensiva, Valverde no ha encontrado todavía al jugador que soporte el peso ofensivo del juego. La marcha de Herrera al Manchester United provocó el ingreso de Beñat, un jugador que por sus características técnicas podría encargarse de la tarea, pero que no ha terminado de encajar. El recurso más habitual de Valverde para solucionar esta situación ha sido el cambio de posición de Muniain, al que aparta de la banda izquierda para utilizar su desborde por dentro. El delantero navarro ha sido uno de los jugadores que mejor ha arrancado el curso, aunque de momento sólo soma un gol.

El técnico del Athletic también ha apostado por Unai López, un canterano de 19 años, que en su debut ante el Levante dejó algunos detalles de su capacidad para el pase, si bien, por su corta edad y falta de experiencia, no es por el momento un pilar sobre el que pueda soportarse el equipo ante esta falta de definición.

El partido de mañana ante el Bate Borisov (20.45, C+ Liga de Campeones) en Biolorrusia, llega para los bilbaínos en un momento clave de la temporada, pues sólo vale la victoria ya que de no lograrla peligraría la clasificación para octavos. La goleada que le infligió el Oporto (6-0) al conjunto de Yermakovich, obliga a los roojiblancos a conseguir un buen resultado para aspirar al primer puesto del grupo. 

3.000 kilómetros separan Minsk (donde se celebrará el partido) de Bilbao. Allí el Athletic buscará encontrar un alivio que le devuelva la tranquilidad en Liga, que justifique el crecimiento de la colección del salón de su casa.