Vía libre para los favoritos

Los favoritos juegan a la carta en la Champions. Aunque es imposible complacer a la mayoría, los máximos candidatos evitan las trampas del bombo desde los octavos de final y cumplen las expectativas cuando se pone en juego la pelota: el Barcelona resolvió con claridad las dudas que generaba su choque con el Manchester City. Los ocho campeones de grupo de la fase de clasificación entraron por primera vez en el bombo y los cruces de cuartos fueron respetuosos con los supuestos cabezas de serie en un sorteo puro.

Así, el Madrid podrá tomarse cumplida revancha con el Borussia Dortmund, muy disminuido respecto a la contienda de la pasada edición, tanto que solo podrán repetir seguramente cuatro de sus titulares en la ida del Bernabéu. El verdugo Lewandowski únicamente podrá jugar en la vuelta, en Alemania.

El Bayern de Múnich tampoco debería tener dificultades con el Manchester United. Los ingleses eran el rival más apetecible, vulnerables como son en su Liga, privados de Van Persie, lesionado durante cuatro semanas después del triplete anotado ante Olympiacos. Retirado Ferguson, al United ya no le sirve de nada invocar la final del Camp Nou. Más interesante se presenta el duelo PSG-Chelsea, tanto colectivamente como a título individual: el talento de Ibrahimovic (10 goles) ante el método Mourinho (salió vencedor de las siete rondas de cuartos). Y, ante la ausencia de italianos —falló la Juve— y la presencia de tres españoles era difícil evitar un duelo entre equipos de la Liga. Barça y Atlético se batirán en un choque inédito en Europa después del duelo vivido en la Liga y la Supercopa: tres partidos, tres empates y dos goles. Pese a lo incómodo de la contienda para ambos, la mano de Figo —la final se juega el 24 de mayo en Lisboa— meneó las bolas a gusto de los más poderosos: no hubo morbo ni bombazo.